DESMANTELAMIENTO DE LA BANDA ARMADA
Investigan si la cúpula de Resistencia Galega ultimaba un atentado de cara al 25-J
Los agentes no descartan que la banda armada planease actuar coincidiendo con la celebración. Analizan archivos y documentos en busca de indicios
Hay operativos policiales en los que las casualidades, en ocasiones, juegan un papel determinante . Este elemento no desmerece el trabajo de fondo de los investigadores, que muy de vez en cuando reciben un providencial cable del destino. Lo saben bien los agentes de la Guardia Civil que a mediados del pasado junio lograron detener, después de trece años fugados, a Antóm García Santos «Toninho» y Asunción Losada Camba , líderes de la banda armada Resistencia Galega y dos de los terroristas más buscados de Europa. Convencidos de que los cabecillas se mantenían ocultos en Portugal, los agentes desplegaron durante años una red de vigilancia y seguimiento que tocaba a afines de la banda y llegaba hasta el círculo más próximo a los fugados. Pero hubo que esperar años a que el pez picase el anzuelo y cayese en la trampa. Lo hizo, reconocen fuentes cercanas a la investigación a ABC, de la manera más inesperada. Un sábado cualquiera en un punto de control ordinario —acudían a él de forma regular dentro del marco de control establecido— y vigilando a una persona marcada como sospechosa. La aparición en escena de García y Losada fue tan sorpresiva que los agentes los detuvieron sin tener confirmación de quiénes eran debido al lamentable aspecto que los dos arrestados presentaban. Fue a su llegada al cuartel cuando con la comprobación de las huellas digitales sonó la campanada.
Un mes después del operativo que desmanteló la estructura de una organización muy mermada por los varapalos policiales, las alertas se mantienen. Aunque Toninho y Losada reconocieron en su declaración en la Audiencia Nacional que tenían armas en el escondite donde malvivieron durante años, no explicaron el porqué del encuentro con García Nogales en el que se jugaron su libertad . De ahí que los agentes no descarten que se tratase de una reunión preparatoria de cara a una posible acción violenta coincidiendo con el Día de Galicia, el próximo 25 de julio. Ante la proximidad de la fecha, todas las medidas de control y alerta se mantienen, pese a que las convocatorias de manifestación en distintas ciudades de Galicia con las que el entorno del grupo respondió a las detenciones no fueron numerosas ni generaron altercados.
Cita con el enlace
«Si salieron de su escondite y se expusieron a ese riesgo puede ser que estuviesen planeando algo. Eso explicaría el contacto con este enlace », indican fuentes próximas sobre el trasfondo de la cita con uno de sus compinches en un centro comercial y a plena luz del día. De forma paralela a las labores de vigilancia del entorno de los afines a Resistencia, los agentes prosiguen con la labor de análisis de los miles de archivos informáticos que localizaron en los registros desplegados durante la «Operación Lusista». Mucho de este material apareció en las casas de los dos arrestados junto a la cúpula, Miguel García Nogales y Juan Manuel Sánchez, que residían en Cerdedo-Cotobade y en una pequeña parroquia de Vilamarín (Orense). El resto apareció en la destartalada vivienda donde Toninho y Losada pasaban los días ocultos . Sus condiciones eran tan lamentables que quienes compartieron con ellos las primeras horas tras su detención reconocen que solo quedaban huesos y carne. Ellos mismos les llegaron a reconocer que eran algunos de sus allegados —pocos sabían de su escondrijo— los que les entregaban algo de dinero y comida y que incluso se alimentaban de lo que encontraban en las huertas de sus vecinos , con los que apenas tenían relación ni trato.
Capítulo aparte en esta investigación aún en marcha merecen las armas que la organización terrorista había ido acumulando a lo largo de sus catorce años de historia. En la infravivienda de los cabecillas la Guardia Civil localizó un fusil de asalto, un arma detonadora y un revólver del calibre 22 , además de diversa cartuchería. También había algo de dinero y abundante documentación. Las más de 60 acciones terroristas que se le imputan a la banda fueron perpetradas, en gran parte, con pólvora prensada con la que cargaban las ollas bomba que reventaron concellos como el de Beade o Baralla. Pero en los registros no apareció ni rastro de este explosivo, por lo que los agentes se plantean la existencia de zulos en Portugal.
De igual modo, la investigación sigue sobre la pista de uno de los arsenales que creen que la banda adquirió en el mercado negro hace unos años y de los que no había rastro en la casa. Se trataría de una decena de pistolas de marca FN similares a las que usaba la organización terrorista ETA. Entre tanto, y con todos los ojos puestos en la festividad del día 25, los líderes de la última banda terrorista en activo en España permanecen entre rejas acusados de los delitos de pertenencia a organización armada en grado de dirigente , tenencia y transporte de explosivos y falsedad documental.