Entrevista
«Es imprescindible que Gonzalo entre cuanto antes en el Parlamento»
Alcalde de As Pontes y líder del PSOE en su provincia, Valentín González Formoso se muestra muy crítico con la relación del socialismo coruñés con la Marea Atlántica
Despejada la incógnita sobre el futuro de la central de As Pontes, González Formoso analiza para ABC la situación de su partido tras las primarias para designar los candidatos a las municipales, y la sorprendente elección exprés de Gonzalo Caballero como aspirante a la Xunta, al que sin embargo da algún consejo.
—¿Respiró como alcalde de As Pontes tras la reunión con la ministra de Industria?
—Sí, respiré con el alivio de pedirle prudencia a quien tiene la capacidad y la obligación de dirigir la política energética de este país, pensando que cualquier decisión en este ámbito afecta a mucha gente. Siendo conscientes de que el carbón y los combustibles fósiles tienen una fecha límite, que es 2050, y no nos podemos dormir.
—¿Declaraciones imprudentes o una rectificación a tiempo?
—Fueron unas declaraciones absolutamente imprudentes por parte del secretario de Estado de Energía. Según el presidente de la Xunta, este secretario dijo que sus palabras habían sido malinterpretadas. Es una imprudencia siquiera no tener la cautela para que tus palabras no sean malinterpretadas.
—Le criticaron que preguntara por As Pontes como alcalde pero se olvidara de Meirama como presidente de la Diputación…
—Yo fui como alcalde de As Pontes. Aquí hay dos centrales térmicas, As Pontes y Meirama. La primera pertenece a Endesa, la otra a Naturgy. Esta compañía tiene que decidir si acomete inversiones o no. Endesa ha hablado con hechos y ejecuta obras de adaptación por valor de 229 millones de euros. Por Naturgy aún se está esperando. En 2015 anunció que sí, que haría inversiones, pero a día de hoy no movió un papel. La preocupación era por qué cuando se están haciendo las cosas bien, como Endesa, el Gobierno inyecta una dosis de incertidumbre que lleva a que esas inversiones no valgan para nada. Lo otro, siendo grave, aún espera por la respuesta de Naturgy. Pero sí me interesé por Meirama: la primera llamada que hice tras la reunión con la ministra fue al alcalde de Cerceda.
—Finalizan las primarias para las municipales. ¿Satisfecho con los candidatos en las tres ciudades de su provincia?
—Sí, por dos motivos: ha decidido la militancia en procesos francamente normalizados, sin tensiones públicas, con un respeto entre ellos importante, y porque creo que los candidatos resultantes tienen un recorrido largo y van a vivir un proceso de aceptación por parte de los ciudadanos de las tres ciudades de la provincia. En cualquiera de las tres aspiramos a la alcaldía, y eso es una franca novedad en el partido en los últimos años.
—¿La victoria de Inés Rey frente a José Manuel García es una censura de la militancia a cómo el PSOE coruñés ha permitido gobernar a Xulio Ferreiro?
—En parte sí. En muy buena parte, la experiencia de estos cuatro años de grupo municipal ha sido mala. No es Pepe García el responsable, que ha hecho una labor digna en el poco tiempo que ha dirigido el grupo, pero hemos dado señales de debilidad a la ciudadanía, de falta de criterio. Hemos tenido negociaciones con la Marea mostrando falta de rumbo, de proyecto para la ciudad. Eso se ha terminado. Empieza una nueva etapa. Hay una dirección local y candidata nuevas, y toca hacer una candidatura a la altura de una ciudad que lidera Galicia, el motor cultural y económico del país. La Coruña necesita verse reflejada en la lista de un partido que la transformó como nadie en los últimos treinta años.
—Esta mala experiencia de cohabitación con las mareas, ¿puede condicionar la política de pactos después de las municipales?
—No. Tanto Inés, como Ángel Mato, como Bugallo, que tienen escenarios similares, salen a ganar. El objetivo es ser primera fuerza política en las tres ciudades, y eso sí va a condicionar las políticas que se hagan. Si no lo somos, habrá otro tipo de condicionantes y escenarios. Pero estamos en disposición de ser primera fuerza.
—¿Cree que le pasará factura a Inés Rey la denuncia de un padre por cómo defendió al abusador de su hija? Hay algunas palabras muy gruesas…
—Desconozco los detalles del caso. De todos modos, uno tiene una vida profesional, Inés es abogada, y le toca defender a sus clientes. Es una obligación deontológica. Sin conocer el caso no me quiero pronunciar. Confío en Inés como candidata y no me compete valorar aspectos de su faceta profesional.
—¿Bugallo cerrará las heridas internas del PSOE de Santiago?
—Estamos decidiendo el candidato a la alcaldía. Bugallo tiene muchas opciones de volver a ser alcalde, y reconectar con una ciudadanía viendo que la capital de Galicia lleva años perdiendo el pulso que tuvo antaño. Las alcaldías socialistas de Xerardo Estévez y Pepe Bugallo son una referencia, muy bien valoradas por la ciudadanía. La agrupación municipal es otra cosa, tiene vida propia y ahora demuestra tener la madurez suficiente para ofrecerle a la ciudadanía lo que esta le estaba reclamando, un candidato consistente.
—¿Cómo ve la experiencia de las mareas en las tres ciudades de la provincia?
—Se han llevado un baño de realismo importante. Entraron con las mejores intenciones y, sin entrar al detalle de la gestión de cada una de ellas, el proceso de aprendizaje que han tenido ha sido a costa de la ciudadanía. La experiencia de gestión era ínfima, y eso se ha notado. Había buena voluntad pero los resultados los debe valorar la gente.
—Oiga, ¿detecta usted inestabilidad en la legislatura autonómica, con Feijóo con su mayoría absoluta de 41 diputados?
—No, creo que no hay ningún tipo de inestabilidad, si bien es cierto que Feijóo legítimamente tiene puesto un ojo en Madrid y otro aquí, y es una opción que tendrá que decidir él.
—Se lo decía por las prisas por nombrar al candidato a la Xunta que hubo en su partido…
—Fue una decisión avalada por la ejecutiva gallega y posteriormente por la federal basada en una posible inestabilidad o convocatoria de elecciones. Creo que Gonzalo, si acaso, toma la decisión en base a esa posibilidad que yo apuntaba, a que el movimiento de Feijóo hacia Madrid hace tiempo que sobrevuela San Caetano.
—¿Entendió usted esta decisión?
—La entiendo en base a esta posibilidad. Es verdad que se hace con mucha anticipación, pero con el paso del tiempo beneficia: es una duda que está despejada y así la ciudadanía identifica al candidato del PSdeG para las autonómicas.
—¿Y no ayudaría también a esa identificación que Gonzalo Caballero entrara en el Parlamento, después de un año fuera de él?
—Sí, creo que sí. Así se lo he transmitido a Gonzalo. Me consta que tiene esa intención. Él tiene que decidir sus tiempos de incorporación. Hay otros aspectos que valorará de los que yo no tengo conocimiento. Pero cuanto antes podamos identificar al candidato también en el Parlamento, y confronte con el presidente de la Xunta, y pueda hacer propuestas en la sede de la soberanía del pueblo gallego, mejor. Es imprescindible.
—¿Cómo ve el lío interno constante en que está sumida En Marea a nivel gallego?
—Igual que decía que las alcaldías de Marea se estaban encontrando con un baño de realismo, creo que le pasa algo así a En Marea como partido. Debe redefinir cuál es ideológicamente su papel. Más allá de ser una confluencia, que suena muy bonito, un grupo político debe tener una ideología clara. El socialismo, el nacionalismo, la socialdemocracia y el comunismo hacen un mal maridaje en una fuerza política. Eso acabaría aflorando, y así está ocurriendo.
—Recta final de este mandato al frente de la Diputación. ¿Aspirará a continuar al frente?
—Es un proceso que tenemos que decidir y tiene varias etapas. Primero, con los compañeros de As Pontes y con mi pueblo en general, si vuelvo a ser candidato de mi partido a la alcaldía. Y posteriormente veremos si hay proyecto ilusionante para una segunda etapa en la Diputación.
—¿Usted agotaría legislatura estatal o convocaría elecciones generales?
—La economía manda. El que no haya presupuestos puede generar incertidumbre, como vimos en la etapa anterior de Mariano Rajoy. Sin presupuestos se limita la actividad económica de un país que todavía está débil y necesita mandar mensajes fuertes a los inversores. Ese es el escenario a despejar. Si somos capaces de consensuar unos presupuestos, extendería la legislatura hasta el final. Porque este país no necesita elecciones cada dos meses. Si no, habría que convocarlas.
—¿Le preocupa el fenómeno Vox?
—No. Prefiero que las fuerzas políticas, opinen lo que opinen, estén en las instituciones. El baño de realismo afecta a todos. Lo que me preocupa es el mensaje con el que Vox irrumpe, discursos que considerábamos olvidados o más propios de otros países. Me cuesta creer que Macron sumara sus votos con Le Pen, o que Merkel lo hiciera con la ultraderecha alemana. Y sin embargo lo estamos escuchando estos días en Andalucía a los candidatos del PP o Cs, que no le hacen asco a los votos de Vox para llegar a las instituciones. Eso es difícil de asumir por un socialista.
—Pedro Sánchez aceptó los votos de Bildu para la moción de censura…
—Y yo creo que estuvo mal hecho.