José Luis Jiménez - Pazguato y Fino

«Es la historia de un amor...»

ABC no le ganó las elecciones a nadie, sino que permitió que se visualizara el talante de un bipartito sobrado de soberbia y autosuficiencia

Touriño y Quintana departen instantes antes de comenzar la lectura de una tesis sobre el papel de los medios en la caída del bipartito M. M

Dicen que los vencedores tienen la tentación de imponer su relato de la historia para subrayar su heroísmo y silenciar cuanto les es inconveniente. En la caída del bipartito, por el contrario, el vicio común de la izquierda y el nacionalismo es construir ese relato desde la óptica de los perdedores de las elecciones de 2009. El fin es simple: encontrar excusas a aquel inesperado vuelco, que desalojó a PSOE y BNG de la Xunta tras una controvertida convivencia de tres años y medio. La perversión de la realidad es cuando una determinada élite intelectual —alguna de ella escribana, otra docente, ambas de un sectarismo patológico incurable— alimenta la teoría de que aquel bipartito fue un vergel de buenas intenciones, una modélica convivencia entre dos partidos hermanos que estaban transformando Galicia cuando cayó sobre ellos la derecha mediática gallega y madrileña y los desalojó espúreamente del poder mediante una pinza con el PP de Feijóo. Ahí está, el enemigo exterior que explica la debacle.

Esta peregrina leyenda la esgrimió ayer el profesor Luis Álvarez Pousa —por sus obras lo conocerán— como el punto de partida de una tesis doctoral sobre la cuestión que reunió durante su lectura a Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana, quienes no ahorraron sonrisas cómplices entre ellos, casi como para entonar el viejo bolero de Los Panchos. Más o menos, todo lo contrario que mientras fueron presidente y vicepresidente, respectivamente, una etapa en la que pasaban más tiempo mirándose de reojo, haciéndose la puñeta y controlando la exposición mediática del otro no fuera a ser que le robara fotos, titulares, portadas o minutos en radio y televisión. Un rosario de desconfianzas y deslealtades que por momentos parece que fueran culpa de la prensa y no de sus protagonistas. La deturpación máxima del análisis serio.

Apenas unas líneas para una tesis huérfana de realismo al ignorar el papel fundamental de ABC para fijar la agenda política en aquellas autonómicas de 2009, como amplios sectores del PSdeG han reconocido. Este periódico no necesitó ser el más leído ni el más vendido en Galicia para marcar tendencia, no para amplificar lo publicado por otros sino para ser el origen de informaciones propias posteriormente desarrolladas por terceros. Por primera vez, un medio nacional se imponía a la poderosa prensa regional y local gallega. ABC no le ganó las elecciones a nadie, sino que permitió que se visualizara el talante de un bipartito sobrado de soberbia y autosuficiencia. La decisión libre de los gallegos de cambiar el gobierno no cabe en ningún editorial. Pensar que una conspiración mediática puede cambiar gobiernos es insultar a la inteligencia de la ciudadanía. Pero eso es mucho más sencillo que admitir que el bipartito fracasó en desterrar los modos del fraguismo porque a lo que aspiraba era a perpetuarse mediante la adaptación de los mismos. Eso sí merecería una buena tesis.

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