Escenario electoral
La hegemonía del PP de Feijóo, en peligro ante la división de la derecha
El PSOE espera aprovechar el «efecto Sánchez» y el desplome de las Mareas. Cs y Vox, a la caza del primer escaño
El PPdeG mide en estas elecciones generales su grado de resistencia a la división de la derecha en el conjunto de España , un test que en las últimas convocatorias había superado con una nota próxima al sobresaliente, cerrando cualquier espacio por el centro o la derecha a la irrupción de otras siglas. Ahora no solo se examina una vez más de esta asignatura, que en el pasado podía aprobarse con mala nota si se cedía algún solitario escaño —como ocurrió con Ciudadanos en diciembre de 2015—, sino que se juega algo mucho más valioso: mantener su hegemonía como el primer partido de Galicia, una condición que ha ostentado desde la época de Alianza Popular, nunca amenazada por un PSOE, que se conformaba en sus buenos tiempos con sumar una mayoría con el nacionalismo de izquierdas.
Esa hegemonía es la que se pone en juego en carrera de fondo hasta el próximo 28 de abril, con los partidos pudiendo pedir desde anoche el voto, si acaso eso ya no se hacía implícitamente en la interminable precampaña de los últimos meses. El examen de la formación de Alberto Núñez Feijóo será consigo misma, porque como vaticinan el grueso de las encuestas, el PPdeG superará el porcentaje de respaldo del partido a nivel estatal en un guarismo próximo —sino superior— a los dos dígitos. Pero que la Baviera gallega ceda la primacía sería un preocupante síntoma para los populares , sobre todo si la tendencia se consolida en las municipales de mayo, con las autonómicas del otoño de 2020 en un no tan lejano horizonte. Buena parte de la tercera mayoría absoluta de Feijóo fue reducir a la mínima expresión el espacio para Ciudadanos, aprovechando una tendencia alcista que tuvo su inicio en la repetición electoral de junio de 2016. Un doloroso revés el 28-A puede no ser reconducible.
Hay otra tensión que debe saber gestionar el PP gallego: la confrontación de fondos y formas en los mensajes políticos. Con un partido en Galicia construido a imagen y semejanza de un Feijóo reconocido como el sector más moderado y autonomista del PP , el discurso más duro de Pablo Casado no es siempre secundado con entusiasmo por los dirigentes. Es en esa moderación en la que Mariano Rajoy se encuentra lo suficientemente cómodo para reaparecer mañana mismo en campaña junto a Ana Pastor y el propio Feijóo. La convivencia de los distintos tonos de grises será una de las claves de la campaña
La oportunidad socialista
Casi sin buscarlo, Gonzalo Caballero puede encontrarse con un triunfo electoral en Galicia que cuando él accedió a la secretaría general del PSdeG parecía una entelequia . A pesar de tropiezos internos como autoproclamarse —primarias de paja mediante— candidato a la Xunta que han enrarecido el ambiente interno, el partido vive en una aparente calma, que sumada al viento de cola por el Gobierno de Pedro Sánchez y el voto útil en la izquierda por el desmoronamiento del rupturismo, le pueden servir en bandeja una victoria histórica. El PSdeG es prudente y evita triunfalismos, conocedores de la poderosa maquinaria electoral de los populares gallegos. Pero de cómo se comporten en estas generales ciudades como Vigo, Vilagarcía, La Coruña, Lugo o Santiago podrá vislumbrar un posible escenario futuro para las municipales.
Pintan bastos en la izquierda rupturista. La ecuación «coalición o suicidio» se resolvió por la segunda vía, lo que llevará a En Marea o En Común - Unidas Podemos a fracasar con estrépito estas elecciones, arruinando el capital político obtenido en 2016. Por ahora, parece que los restos del naufragio los cosechará la confluencia de Yolanda Díaz y Antón Gómez Reino. El futuro de Luís Villares parece turbio, aunque no se resolverá hasta después de la cita electoral.
Ciudadanos está ante la que parece (ahora sí) su gran oportunidad para meter la cabeza en la primera línea de la política gallega , tras su fracaso en las autonómicas y la repetición electoral de 2016. Y lo hace con una candidata como Marta Rivera de la Cruz, que hasta ahora era diputada por Madrid. Vox es una incógnita ajena a cualquier lógica de política autonómica, y la duda es si la remontada del BNG será suficiente para ganar representación, para lo que sin duda necesitará pescar entre los desencantados del rupturismo. 28-A, hagan juego.
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