Galicia, a la vanguardia de la última «revolución» para derrotar al cáncer
Este semestre el Sergas tendrá listo el centro de producción de CAR-T, que albergará una unidad de investigación
Son cuatro letras, CAR-T , poco seductoras y que no dirán demasiado a los profanos, pero encierran un antes y un después en el abordaje de la enfermedad ‘maldita’. «Es el presente, pero que marca el futuro del tratamiento del cáncer , es un punto de inflexión muy importante», subraya en conversación con ABC Jorge Aboal, director xeral de asistencia sanitaria del Sergas, «de los más importantes de estas últimas décadas». Y Galicia, enfatiza, está reuniendo las piezas necesarias para posicionarse «a la vanguardia»: cuando concluya este primer semestre de 2022, la previsión es que está rematado el centro de producción de medicamentos CAR-T, ubicado en Santiago, que albergará igualmente una unidad de investigación colaborativa.
CAR-T es el resultado de unir las siglas, en inglés, de ‘receptor de antígeno quimérico’ y la T de los linfocitos-T. La terapia se basa en manipular este tipo de leucocitos del propio paciente, uno de los ‘soldados’ del sistema inmunitario, para dotarles de un receptor en su superficie celular que reconozca partes de un tumor . Medicina de precisión y personalizada. Un salto enorme con respecto a la quimioterapia, cuya agresividad es de sobra conocida: barre las células malignas, pero también las sanas; no es una terapia tan dirigida, por lo que sus efectos secundarios se multiplican. Los expertos consultados por este diario resaltan la «ventaja enorme» de los CAR-T: células ‘normales’ del propio paciente reintroducidas en el organismo que van dirigidas hacia dianas específicas de células que se quieren eliminar, respetando todas o la mayoría, al menos, de las células sanas. Una forma de «defensa biológica», a partir de células a las que «simplemente se ha dotado de una herramienta para reconocer y atacar el tumor»; «hacen el trabajo que nosotros les ordenemos, respetando los tejidos normales».
A comienzos de marzo de 2021, el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, anunciaba que Galicia iba a sumarse a esta revolución en el tratamiento del cáncer con la puesta en marcha de un centro de producción de medicamentos CAR-T ; dos meses después, en mayo, firmaba un convenio de colaboración con el rector de la Universidad de Santiago, Antonio López Díaz: la entidad ha cedido sus instalaciones del Monte de la Condesa —donde se emplazaba el Instituto de ortopedia y el banco de tejidos musculoesqueléticos— para, en sus casi 1.000 metros cuadrados, instalar el centro (laboratorios de control de calidad, salas de criopreservación, etc), del que saldrán también otros fármacos destinados a diversas terapias celulares. La inversión total: 2,5 millones de euros, para labores de reforma —en agosto se licitó el contrato de redacción de proyecto y reparación, adaptación y puesta en marcha de ‘salas blancas’ para terapias celulares avanzadas, por unos 975.000 euros— y adquisición de equipamiento de procesamiento celular —en noviembre se publicó, a su vez, la correspondiente licitación, por 726.000 euros—.
Con las obras en ejecución, se espera que estén finalizadas en cuatro meses, para entrar en fase de producción en el segundo semestre del año. Ahí encaja el convenio firmado el pasado octubre con el Hospital Clínic de Barcelona, para desarrollar un CAR-T definido para tratamientos oncohematológicos (de la sangre; véase leucemias, linfomas y mielomas). Durante la parte preclínica, la Agencia Española del Medicamento deberá dar su visto bueno, que consistirá en acreditar que la producción de linfocitos de Santiago es idéntica a la de Barcelona. Se entraría en la fase de ensayo clínico, que se espera que arranque a final de año, reclutando pacientes gallegos a los que se trasfundirá el medicamento. Las estimaciones de Sanidade pasan por producir entre uno y dos fármacos y tratar entre 50 y 100 pacientes en los dos primeros años .
Tres 'patas'
En paralelo, se activará la unidad de investigación colaborativa, con tres ‘patas’ : investigadores de las tres universidades gallegas; nuevamente el Clínic de Barcelona; y la Universidad de Stanford, en California, pionera en CAR-T. «Es muy gratificante ver que estamos en línea con todo lo que significa la investigación y por dónde van a ir el futuro de la fabricación y la puesta en marcha de estos tratamientos y el inmenso abanico que tiene», destaca Aboal. «Los CAR-T van a estar presentes en el arsenal terapéutico contra el cáncer. Abren una vía importante a la esperanza no de tratamiento, sino de curación». En algunos casos se han logrado tasas de respuesta del 80%.
La Xunta tiene en el punto de mira el PERTE de salud de vanguardia con el que el Gobierno pondrá en juego 750 millones de fondos europeos. El portfolio inicial gallego, con 23 proyectos, incluye el centro de investigación de CAR-T. Aboal explica que hay dos convocatorias, una de medicina de precisión, en la que «este proyecto encaja perfectamente», y otra de medicamentos de terapia avanzada. La presentación de proyectos tendrá lugar en abril. «Estamos con todo preparado», asegura. «Sería una buenísima noticia que pudiéramos participar de estos fondos».
Reconocida en su momento por la American Society of Clinical Oncology como «avance del año», esta terapia abre «puertas importantes», destaca el director xeral de asistencia sanitaria, «a tener esperanza curativa » hasta con cánceres donde «hasta ahora había poco éxito con terapias tradicionales», con resultados «bastante pobres», como el de páncreas. El «recorrido» de los CAR-T, apoyan los expertos, es «enorme». Aunque actualmente se emplea en enfermedades neoplásicas hematológicas, ya está avanzada la investigación en otros tumores en órganos sólidos e incluso se apunta a infecciones, como las fúngicas provocadas por Aspergillus.
En cuestión de meses, Galicia estará ‘jugando en la Champions’, codeándose con los equipos punteros. «Nos hemos situado a la vanguardia de (...) la nueva terapia disruptiva, un punto de inflexión en el tratamiento del cáncer», celebra Aboal.
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