Centenario de las Irmandades da fala

Galicia honra a sus «precursores»

La Comunidad cierra el año tras celebrar cientos de actos de homenaje al colectivo creado en 1916

Miembros de las Irmandades da Fala en la Escola Dramática Galega Cedida por Arturo Casas a la RAG para la exposición «Saúde e terra irmá(n)s!» sobre el centenario de la organización

Zoraida Rial

La Coruña, año 1916. Veinte personas, procedentes de áreas como la enseñanza, las letras o la política deciden reunirse en la sede de la Real Academia Galega para buscar soluciones a los atrancos que sufría la lengua, la cultura y la sociedad de Galicia en plena primera Guerra Mundial. Comandados por el escritor Antón Vilar Ponte apuestan por crear la «Irmandade de Amigos da Fala», bajo una sólida declaración de intenciones recogida en su reglamento fundacional: «Todo por y para Galicia». El ejemplo de este colectivo no tardaría en correr como la pólvora hasta extenderse por una veintena de concellos gallegos, donde diferentes activistas comenzaron a trabajar para promover la lengua propia y para modernizar un territorio que corría el riesgo de quedarse atrás en el contexto europeo. Acababan de nacer las Irmandades da Fala.

Aunque los fundadores del colectivo defendían posturas cercanas al nacionalismo, todos los grupos políticos que conformaban en 2015 el Parlamento de Galicia decidieron trazar un consenso en torno al legado de esta organización e instar a la Xunta a declarar este 2016 «Ano das Irmandades da Fala». «A pesar de que ellos iban más allá del actual escenario autonómico, son el antecedente más remoto de la demanda de autogobierno en Galicia y sientan las bases del proyecto de Estatuto que años después intentó abrir una realidad autonómica» . Así explica el profesor de historia en la Universidade da Coruña, Uxío-Breogán Diéguez, el hecho de que a lo largo de este año partidos de todo el espectro político hayan participado en los cientos de actos de homenaje al trabajo realizado por las Irmandades da Fala.

Pese a su denominación, la actividad del colectivo fue mucho más allá de la promoción del gallego. “En lugares como Vigo centraron sus iniciativas en la defensa del idioma, pero en otros como Santiago decidieron apostar por la economía. Vieron que o cambiaba radicalmente el modelo económico de Galicia o acabaría quedándose atrás. Ahí aparece una primera concepción de la Galicia económica ”, señala el catedrático de História Contemporánea y académico de la RAG, Xosé Ramón Barreiro. Además, la actividad de las Irmandades se extiendió a áreas como el teatro, la danza o la enseñanza. Con la creación del «Conservatorio Nacional da Arte Galega» y la «Escola Dramática Galega» consiguieron despertar el interés por la dramaturgia en las minorías cultas, mientras que la constitución de las llamadas «Escolas de Insiño Galego» ayudó a extender el aprendizaje en gallego en una época en la que el idioma propio de Galicia era estigmatizado en las aulas frente al español.

Las mujeres también tuvieron una importante presencia en este colectivo pese a que su actividad permanece ligado al de figuras masculinas. La creación de la llamada «Irmandade Feminina» supuso el nacimiento de un espacio en donde procuraron llamar la atención de la sociedad sobre asuntos como el atraso que vivían en el ámbito laboral, al tiempo que visibilizaban algunas de las situaciones por las que tenían que pasar las mujeres que decidían emigrar. «Muchas sufrían vejaciones cuando viajaban solas y no tenían ningún tipo de cobertura que sí le daban las Irmandades. Ese trabajo femenino y feminista estuvo ahí desde un primer momento», resume Diéguez.

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