Galicia cambia la hora a España
Los grupos políticos gallegos piden por unanimidad la vuelta al horario Greenwich
El cambio del huso horario en España está en boca de todos . Las declaraciones del presidente del gobierno en funciones, que hace unos días propuso variar la hora española para adecuarla a la de Portugal y la de Reino Unido, y el acuerdo de los grupos políticos gallegos, que por unanimidad pidieron atrasar el reloj una hora en todo el territorio nacional , han reabierto un debate que lleva años sobre la mesa. De fondo palpita la idea de que los horarios españoles no están en sintonía con los europeos, a los que se les presumen unas jornadas laborales que facilitan la conciliación familiar y mejoran el rendimiento en el trabajo. Sin embargo, hay expertos que recelan de este vínculo y aclaran que «una cosa nada tiene que ver con la otra».
Uno de los que más se ha manifestado en contra del cambio de hora en España es el físico Jorge Mira, profesor en la USC. Según su teoría, atrasar la hora solo serviría para trasladar la vida de los españoles una hora más hacia la noche . Y así lo explica. «Si una tendera baja su persiana en el mes de marzo a las 20 horas, coincidiendo con el fin del horario comercial, verá el sol meterse en el horizonte. Si al día siguiente cambian la hora, esta persona cerrará su tienda ya de noche porque el sol se pondrá a las 19 horas. Podemos cambiar el horario de apertura y cerrar las tiendas una hora antes, pero ¿qué habremos ganado? Nos levantaremos una hora antes y el cierre de la persiana volverá a coincidir con el anochecer. El efecto práctico sería nulo», argumenta. En la línea de lo que defiende otro profesor universitario, el catedrático sevillano José María Martín Olalla, Mira asegura que la hora española es perfectamente válida y traza una línea diferencial entre lo que el reloj marca y los horarios laborales. «La racionalización de los horarios me parece perfecta, pero debemos ser conscientes de que estamos hablando de dos cosas distintas. Para modificar las horas de apertura y cierre de las tiendas, por ejemplo, no hace falta cambiar el huso horario. El problema es que nos hemos dejado arrastrar por una corriente de opinión sin pararnos a pensar en qué efectos tendría igualarnos al horario de Portugal. Y ese efecto sería trasladar nuestras vidas una hora hacia la noche», asegura Mira.
A nivel comercial, este experto también incide en que una modificación de este calado rompería la homogeneización con el resto de territorios del bloque central europeo, lo que podría dificultar las transacciones. Se trata de una idea que también destacan desde la Confederación de Empresarios de Galicia, desde donde se afirma que todo lo que sea igualar horas será beneficioso para la economía. La patronal tampoco pasa por el alto el anuncio de que la jornada laboral podría limitarse hasta las 18 horas . En opinión de Antón Arias, portavoz de la CEG, lo importante en este caso es establecer la duración de las jornadas, y no a qué hora deben rematar porque «cada empresa tiene sus particularidades y necesidades» . Como ejemplo, Arias habla de los negocios globalizados en los que se trabaja a turnos las 24 horas del día e insiste en que lo importante son las horas de carga de trabajo y no el horario. Sobre esta cuestión apunta, además, que debe ser un tema a debatir entre la empresa y los sindicatos.
En la otra cara de la moneda de esta polémica están grupos como la Asociación para la Racionalización de los horarios (Arhoe), cuyos portavoces insisten en la necesidad de ajustar la jornada a la luz solar y retomar hábitos de vida más saludables y racionales en el trabajo. Entre las reclamaciones de esta plataforma destaca precisamente el restablecimiento de la hora europea occidental, que entienden como imprescindible para «comer y cenar en un horario más internacional» y fomentar la jornada laboral de nueve a seis. A vueltas con el reloj, la polémica horaria está servida.
Noticias relacionadas