Cumbre de la «España vacía» en Zaragoza

Galicia alienta a sus socios regionales a reclamar el IVA retenido por el Gobierno

Seis comunidades critican que el Gobierno disponga de ingresos que no le corresponden

Los seis presidentes autonómicos en Zaragoza EFE

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Sin retórica de la confrontación, pero sin renunciar a un trato justo para sus territorios. La foto de la cumbre de Zaragoza simboliza la mejor faceta de la España de las autonomías: consenso, cooperación, política de mirada larga. No importa el cambio de inquilino en La Moncloa. Tres presidentes del PP —Galicia, Castilla y León y La Rioja— y otros tres del PSOE —Asturias, Aragón y Castilla-La Mancha— volvieron a darse la mano para reclamar a Pedro Sánchez un sistema de financiación de consenso, inspirado en el coste efectivo de los servicios, y a salvo de las concesiones que buscan el favor puntual de los nacionalistas. Los seis simbolizan la «España vacía», como el libro de Sergio del Molino: representan al 55% de los ayuntamientos pero solo a uno de cada cinco habitantes. Les sobran, pues, motivos numéricos para exigir un torniquete que detenga la sangría demográfica, y reivindican su derecho a participar en un debate territorial en el que Galicia se mueve con soltura. Este lunes, la Xunta incorporó a sus socios a la pelea para que Hacienda libere los más de 2.000 millones —198, en el caso gallego— vinculados a una mensualidad del IVA.

«El Gobierno de España va a disponer de unos ingresos que corresponden a las comunidades», denunciaron en la declaración conjunta firmada tras la cumbre. Al Ejecutivo le reclaman, además del 50% de lo recaudado en el impuesto, «la parte» que corresponda por la caída del Impuesto sobre el Tráfico de Empresas (ITE), que afecta a los fondos de Garantía, Suficiencia y Convergencia. Galicia hace semanas que lanzó las protestas contra el recorte — «es la peor noticia de la última década», llegó a calificarlo Feijóo— , a las que poco después se sumó Asturias. Hacienda, por lo pronto, ya se ha comprometido a buscar una solución por la vía del préstamo.

«Cuentas, no cuentos»

El agenda del Norte ante la reforma de la financiación permanece intacta. Desde la celebración de la «cumbre del frío» el pasado febrero en León solo ha variado el color del Gobierno y el número de sillas en torno a la mesa. En Zaragoza dieron la bienvenida a La Rioja y Castilla-La Mancha. Por lo demás, los seis repitieron el credo de los últimos meses: la necesidad «perentoria» de plantear un sistema «multilateral», que garantice «niveles similares» de prestación de servicios en todas las comunidades, y que pondere adecuadamente el impacto de la dispersión y el envejecimiento sobre las arcas territoriales.

Entre los ítems a mejorar, se sigue citando la aplicación efectiva de la Ley de Dependencia, la creación de nuevos grupos de edad por encima de 65 años para la financiación sanitaria, o la potenciación de los Fondos de Compensación Interterritorial (FCI), en perjuicio de los «mecanismos extraordinarios» que dan cobijo a las comunidades incumplidoras.

«La financiación va de cuentas, no de cuentos» , apostilló Feijóo, que dejó patente que una legislatura sin reforma equivale a cuatro años mal aprovechados.

Para la cuestión demográfica, esta vez, se buscó ampliar el foco: los mensajes apuntaron aBruselas, a quien sugieren la creación de una estrategia europea de cambio demográfico, anclada en las actuales políticas de cohesión. En pleno debate sobre la posibilidad de desviar el dinero del reequilibrio territorial para la vigilancia de las fronteras, las comunidades del Norte lanzan una advertencia: «La financiación de otras prioridades no puede poner en cuestión la dotación económica de los fondos de la UE en el ámbito de la cohesión». A ser posible, piden incluso que se incrementen.

Espíritu constitucional

La cita de Zaragoza se desarrolló bajo un ambiente de concordia y de vigencia de los valores que hicieron posible la descentralización de España. «Un rabioso ejercicio de autonomismo constitucional», en palabras de Juan Vicente Herrera. «Una cosa son los intereses interritoriales y otra los egoísmos territoriales» , remachó Page. En sus intervenciones, los presidentes hicieron hincapié en que sus demandas no se plantean «contra nadie», sino para proponer ideas a una reflexión que sí o sí tendrá que ser colectiva.

«Parece que los políticos más valientes son aquellos que defienden con más intransigencia sus ideas y plantean las cuestiones con más fiereza y contundencia», criticó el presidente de la Xunta, que sin embargo defendió la utilidad de la política que «abre nuevos espacios al consenso». En la mente de todos, Cataluña. «La política más valiente no es la que se acantona; es la que tiende puentes», culminó Feijóo. De momento, ya hay uno que cruza España por su mitad Norte.

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