LIBRO

«Feijóo es el sucesor más adecuado, tiene juventud y frescura»

Dositeo Rodríguez ofrece en su libro póstumo ’Mis años con Fraga. El gobierno desde la cocina’ una visión privilegiada de la década que transformó Galicia, que acompaña de las notas que enviaba al mandatario

Alberto Núñez Feijóo y Manuel Fraga, en enero de 2006, tras formalizarse el relevo en el PPdeG MIGUEL RIOPA
Pablo Pazos

Pablo Pazos

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Diciembre de 2003. Alas puertas de los festejos navideños, Manuel Fraga, entonces presidente de la Xunta, recibe una nota con ‘Reflexiones sobre la situación política gallega’, donde se le propone un nombre como sucesor:« Creo que Alberto Núñez Feijóo es la persona más adecuada (...). Tiene la ventaja de su juventud y de esa frescura indispensable». El escrito venía remitido por quien fuera hombre de máxima confianza, Dositeo Rodríguez, durante una década «chef principal» en la trastienda del Gobierno gallego , y lo recoge el propio exconselleiro de Presidencia y Administración Pública en su libro póstumo ‘Mis años con Fraga. El gobierno desde la cocina’ (Hércules de Ediciones, 2021). Rodríguez falleció en marzo de 2020, una de las primeras víctimas del Covid en Galicia. Apenas tres meses antes había entregado el manuscrito. Feijóo, quien acabó recibiendo el testigo en enero de 2006, firma la introducción.

Uno de los grandes tesoros de ‘Mis años con Fraga’ son los anexos donde Rodríguez difunde las notas con las que se comunicaba con el mandatario : «Se las entregaba a última hora del día y, al día siguiente (...) me las devolvía habiendo subrayado, con barras laterales en negro o en rojo según la relevancia para él del tema». El tema en 2003 era la hipotética sucesión de Don Manuel. Rodríguez estaba «convencido» de que «no se presentaría a la reelección», de ahí que le insistiera hasta en dos ocasiones aquel año, cuando ya no era conselleiro (ocupó el cargo del 90 al 99).

En la primera, en septiembre, ya le alertaba de la «falta de frescura»y un «cierto agotamiento de ideas» en el PP gallego. «Sería conveniente seguir el esquema catalán y anticipar (...) la designación de sucesor», advertía. Hubo contestación en forma de tarjeta donde se agradecían los consejos. La nota de diciembre contiene múltiples frases subrayadas en rojo por Fraga, quien anota en el margen:«Dositeo (confidencial)». Rodríguez erró al pensar que Fraga se haría a un lado y deja constancia de que éste adoptó una «decisión claramente equivocada». Curiosamente, mucho antes, en marzo de 1990, le había comentado:«Debe saber que pienso designar a [Xosé] Cuiña como sucesor».

Relación peculiar

Quien, como indica Feijóo en la introducción, estaba «al frente de los fogones» de la Xunta, donde operaba con «elegancia y discreción» , recuerda con franqueza aquellos años «claves» para Galicia y su trabajo codo con codo con el «protagonista único durante quince años», desde que se conocieron en 1988. Su primera reunión «debió de durar entre tres y cinco minutos», rememora Rodríguez. Arranca una peculiar relación. Fraga le hace dejar un campamento en familia en Forcarei para acudir a Santiago, donde le encarga dirigir su primera campaña electoral.

Ya en la Xunta, hay pasajes tan llamativos, y que a la vez dan una medida inmejorable de la personalidad de Fraga, como los diez minutos que duró el Consello que aprobó los primeros Presupuestos;o la réplica a Rodríguez cuando, de viaje el primero en Brasil, el segundo decidió consultarle en medio de una crisis. «Si usted se queda de presidente, haga su labor y no pida ayuda», le espetó Fraga.

Don Manuel no se andaba con rodeos, pero tampoco Rodríguez. Sobre el hundimiento del Prestige afirma que se equivocó al no suspender una cacería . Y esa sinceridad se aprecia igualmente en sus notas. «No nos interesa que usted se queme», le indica tras la primera legislatura. «Es imposible insuflar nuevos ánimos y aire fresco vendiendo la misma mercancía por las mismas personas», apunta en 2003. Pero con la misma honestidad le dice en el 95 que es «el único que tiene ideas claras y puede tomar decisiones»; y en 2004, que «es un luchador nato».

«Galicia tiene una deuda con D. Manuel Fraga Iribarne», proclama en el epílogo su estrecho colaborador.

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