José Luis Jiménez - Pazguato y fino
A Feijóo le saldrían las cuentas
El presidente de la Xunta podría llamar a las urnas en Galicia en primavera y pelear por unas generales en ese otoño
En el verano de 2015, cuando Mariano Rajoy ofreció a Alberto Núñez Feijóo dar el salto a Madrid como ministro del Gobierno de España por apenas unos meses —hasta que llegaran las elecciones generales que se acabaron celebrando en diciembre— encima de la mesa del presidente de la Xunta, ademas de su compromiso con Galicia, estaba la incompatibilidad de los calendarios.
Feijóo se había comprometido a agotar el mandato gallego, y la oferta de Rajoy —incierta, ya que de aquellos comicios podía salir susto o muerte— le obligaba a abandonar San Caetano antes de tiempo, sin red (dado que no habría sido diputado hasta las elecciones) y en un escenario donde lo que parecía claro es que el inquilino de la Moncloa tenía previsto intentar revalidar el mandato. Era ir a Madrid a calentar una silla por un tiempo indeterminado. La historia es sabida: apartó ese caliz y se presentó por tercera vez a las autonómicas en 2016 , repitiendo una holgada mayoría absoluta.
La moción de censura materializada ayer ha provocado un terremoto no solo en el tablero del Gobierno, sino dentro del Partido Popular a nivel nacional, porque pone una fecha de caducidad muy próxima, casi inmediata, a Mariano Rajoy, que él mismo deberá saber administrar . Feijóo ayer mandó el mensaje: escucharle el martes será «determinante».
No descartando la opción del enroque del presidente censurado a la espera de una hipotética revancha en las urnas (posibilidad que ven con miedo africano dentro del partido), la hoja de ruta que se espera es que el propio Rajoy pilote la reorganización del partido , ahora en la oposición, y dé pasos a su relevo. Sería entonces, y solo entonces, cuando Feijóo anunciara un eventual regreso a Madrid, que ni sus más próximos tienen claro por ahora.
Pero a diferencia de hace tres años, ahora el calendario sí le sería favorable a Feijóo. El fin de la legislatura estatal, con un Pedro Sánchez que parece querer estirarla lo máximo posible para rentabilizar su mandato, podría llegar a finales de 2020, precisamente cuando el calendario marca el fin de la legislatura gallega. El compromiso con Galicia estaría cumplido si, por ejemplo, los gallegos votaran en primavera y así Feijóo tuviera margen para unas generales en el otoño.
En estos dos años que todavía quedan por delante, el partido podría articular una sucesión en el PPdeG igualmente ordenada, que vendría determinada por los resultados de las municipales. Con ese proceso en marcha, Feijóo podría jugar sus cartas en una hipotética mano congresual en Génova, dado que tampoco sería incompatible presidir el partido a nivel nacional con mantener el cargo en Galicia.
Las cuentas salen . Ahora solo falta que Feijóo efectivamente quiera aspirar y que, Dios mediante, Rajoy entienda acabado su ciclo... de una vez.
