El desplome del PP
Feijóo reclama un partido abierto, sin «pensamiento único» y centrado
«Vox fue el juguete de Sánchez para dividir el voto» del centro-derecha, afirma el presidente del PP gallego. «Hemos captado el mensaje de las urnas, vamos a aprender», sostiene Pablo Casado
Había un cierto morbo por ver cómo sería el reencuentro entre Pablo Casado, líder nacional del PP y actor principal de la histórica tragedia que protagonizó el partido en las urnas el pasado domingo, y Alberto Núñez Feijóo , el barón gallego que conserva la última mayoría absoluta de un gobierno autonómico en España y que, esta semana, se destapó como el más abiertamente crítico con la gestión de la campaña , los mensajes lanzados y el escoramiento a la derecha para cerrarle el paso a Vox. Las hipotéticas dudas se disiparon al instante.
Feijóo se encargó del trabajo sucio: pidió perdón a los votantes y militantes decepcionados, reconoció los errores cometidos, llamó a la unidad del centro-derecha, reclamó una apertura ideológica en el partido y cargó contra los dirigentes de Vox y el PSOE. Y todo ello con el PP gallego «a la orden» de Pablo Casado «para remontar», aunque advirtió a su jefe de filas que «para remontar hay que aceptar los errores y tener espíritu de ganador».
Todo ello, en una romería a la vieja usanza, como las montaba Fraga en su día , con 5.200 simpatizantes entregados, un baño de masas para un Casado todavía bajo el estado de shock del 28-A, y que en lugar de venir a Galicia a insuflar ánimos a su tropa fue él quien recibió el cariño de la militancia. «Os debo todo lo que soy» , les confesó a los suyos en lo poco que no sonó a lugares comunes después de una tormenta como la vivida.
Se esperaba a Casado en su primer acto tras la debacle electoral, y apenas dejó algunas pinceladas. Para empezar, advertir a navegantes críticos que en este momento «lo importante no es el partido» ni «ver lo que se puede hacer internamente» sino «ver cómo podemos ser útiles a la sociedad» de cara a las municipales de dentro de tres semanas y que el PP vuelva a ser «el contrapeso» al Gobierno de Pedro Sánchez y su «agenda divisiva». Hizo hueco, pequeño eso sí, para admitir lo que se hizo mal en las últimas semanas. «Hemos captado el mensaje, somos conscientes de los errores y vamos a aprender de ellos» , reconoció. Y por último, seguir reconduciendo al partido hacia posiciones más moderadas. «Aquellos que pensaban que en España había tres derechas han visto que es falso», dado que «el PP es el único partido de centro-derecha, el resto que se definan ellos», declaró.
El foco en Feijóo
Las cargas de artillería estaban almacenadas en el discurso del presidente gallego, que no titubeó para asumir también como propio el hundimiento electoral del domingo. «Gracias, Pablo, por dar la cara, es el primer mandamiento en un partido político como el PP» , pero principalmente las salvas de Feijóo fueron para resucitar la maltrecha moral de la tropa. «Este partido vuelve a estar de pie para sufrir, sacrificarse y ganar», exclamó, «se acabó el duelo, la decepción, la derrota y los malos momentos» .
Apuntalada la resquebrajada autoestima, Feijóo se remangó para la tarea que ha asumido como imprescindible en el actual momento: la recuperación del electorado perdido. Él contabiliza diez millones de votantes que en las últimas generales apoyaron a PP, Ciudadanos y Vox, «los partidos que nos comprometíamos a que no gobernase el socialismo más radical con el populismo y el nacionalismo». «Esos diez millones hemos celebrado muchas victorias electorales, y nos están pidiendo que nos volvamos a unir », aseveró, «y no es imposible que nos entendamos» porque «eso ya lo hicimos en el PP».
Las ideas sobre la reconstrucción del electorado exigían subtítulos. Por ejemplo con el «aquí no sobra nadie, en todo caso falta mucha gente» podía interpretarse como una censura implícita a la exclusión de sorayistas y marianistas de las pasadas candidaturas a las Cortes, que tantos conflictos generó en no pocas provincias. O su «en el PP no cabe el pensamiento único ni intransigente», un aldabonazo a los sectores más refractarios que establecen una determinada pureza ideológica a los actuales dirigentes populares. «Nadie que no sea del PP nos va a decir qué es el PP, ni desde ninguna columna ni desde ninguna red social nos van a decir qué somos, qué queremos y qué queremos seguir siendo», sentenció Feijóo, una proclama con múltiples destinatarios.
«Las puertas abiertas son de entrada, esa es nuestra gran fortaleza», insistió el presidente gallego, porque en el PP «caben la mayoría de los votantes de Ciudadanos, los moderados de Vox y la mayoría de los moderados del PSOE que no quieren la deriva radical» de Pedro Sánchez. «Todos estos españoles, que somos diferentes pero que compartimos muchas cosas, estuvimos juntos y podemos volver a hacerlo», apostó.
A Feijóo no le duelen prendas en atacar a Vox, aunque como él mismo reconoció eso le granjee «insultos» de sus dirigentes. Del partido de Santiago Abascal dijo que este 28-A fue «el juguete de Pedro Sánchez para dividir el voto de centro-derecha y movilizar al electorado» de izquierdas. «En Galicia solo han servido para que el PSOE sea primera fuerza y tenga un diputado más que nosotros», lamentó, «valiente hazaña». Para Feijóo « no fue culpa de Pedro Sánchez, que ha jugado sus cartas con ventajismo político pero de manera eficaz », ni siquiera «de Vox o Ciudadanos, que engañaron a sus electores y votantes diciendo que defendían la unidad de la nación y un gobierno alternativo», sino de un PP «que no fuimos capaces de lograr que los votantes de centro y derecha nos creyesen».
«Lo que más nos duele no es haber perdido las elecciones, es el daño que hemos hecho a la mayoría de los españoles, a la mayoría de España, y por eso estamos aquí, aceptando la derrota y vamos a reconstruir la victoria ». Pablo Casado, de pie en primera fila, asumía el encargo en primera persona.
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