Alberto Varela - Crónicas Atlánticas
La familia rupturista
Las Mareas están convencidas de que contratan a sus amigos porque son los únicos que saben hacer bien las cosas
Es curiosa la reacción que ha tenido el gobierno municipal de Santiago tras la denuncia del PP de que hay una quincena de contratos adjudicados a dedo a familiares directos de los concejales de Compostela Aberta. La oposición hace su trabajo fiscalizador y el alcalde se ha puesto hecho una hidra y ha amenazado con ir al juzgado. No parece dispuesto a hacer transparente lo que ha pasado para que después cada uno decida si esas personas fueron escogidas por su valía o por sus lazos afectivos.
El enfado del alcalde demuestra nerviosismo y sobretodo una altivez que pocas veces habíamos visto en la política gallega. El otrora alumno aventajado de Xosé Manuel Beiras compareció muy airado, dolido, tirando de dramatismo y acusando al líder del PP de «enmerdar». Las Mareas están convencidas de que contratan a sus amigos porque son los únicos que saben hacer las cosas —y está muy bien tanta autoestima— pero los ciudadanos no tenemos por qué estar de acuerdo con esos juicio de valor.
Por descontado, en caso de que los contratados carezcan de vínculo alguno con los representantes públicos a los populares les tocará pedir perdón y entonces sí se podría plantear en serio lo de ponerse en manos de los abogados. Por cierto, qué piel tan fina tiene ahora el rupturismo y qué pronto olvidan la anterior legislatura. No sé como reaccionarían si tuviesen todo el día detrás a un grupo de activistas llamándoles delincuentes y persiguiéndolos por la calle. Qué curioso, además, que en cuanto llegaron ellos se acabaron los escraches.
Lo peor que le ha podido pasar a las Mareas es haber accedido a los gobiernos municipales. Si estuviesen en la oposición habrían podido seguir predicando sin control y ofreciendo soluciones para todo, pero con el culo sentado en el despacho cambia el cuento y a uno se le ven las costuras. Que vayan aprendiendo que una vez que al ciudadano se le da transparencia ya no hay marcha atrás. No vale exigir cristaleras del suelo al techo mientras estás en la oposición y correr las cortinas cuando gobiernas. No cuela.