MÚSICA
Envolver para llevar: la OSG de gira en pandemia
La Sinfónica protagoniza una gran noche en la Quincena Musical Donostiarra ante un auditorio de 800 personas tras una dura temporada marcada por las restricciones
Es el director musical del New York City Ballet y su trayectoria artística es la de los muy grandes, pero su concierto con la Orquesta Sinfónica de Galicia a finales de abril de 2021 era también su primer concierto en todo un año. En su camerino en el Coliseum de La Coruña Andrew Litton explicaba que la pandemia había parado en seco su trabajo y que aquella visita era un oasis artístico en el desierto . De Nueva York a Berlín, la actividad musical en todo el mundo a penas mantenía las constantes vitales a base de repertorio de plantilla reducida y emisiones por la red.
Otros grandes de la dirección orquestal como Carlo Rizzi en enero, Josep Pons en febrero o Giancarlo Guerrero en abril explicaban lo mismo y en idéntico camerino en cada una de sus respectivas semanas de trabajo con la OSG . Puede que algunos conciertos se realizasen a puerta cerrada con emisión en streaming o con un puñado de espectadores perdidos en la inmensidad de una sala, pero la OSG fue, junto con la Sinfónica de Londres por poner otro significativo ejemplo, una de las pocas orquestas en todo el mundo que pudieron y supieron mantener no sólo su actividad musical sino también el repertorio de gran orquesta sinfónica, con programas que incluían poemas sinfónicos de Richard Strauss, sinfonías de Gustav Mahler o fragmentos de los grandes dramas escénicos de Richard Wagner. Eso lo permitía un escenario de proporciones cósmicas construido ad hoc y que posibilitaba que más de cien intérpretes pudiesen ubicarse sobre el mismo manteniendo además la distancia de seguridad.
Además de llevar adelante su temporada de conciertos, la OSG era además una de las pocas orquestas disponibles para salir de gira . En julio de 2020 actuó en el Festival de Granada, donde ofreció dos conciertos, y en septiembre Gustavo Dudamel la solicitó para su ‘Novena’ de Beethoven en Barcelona. A pesar de todas las dificultades, la OSG organizó dos encuentros de su Orquesta Joven, despidió su temporada acompañada de su Coro OSG y todavía encontró el modo de salvar el proyecto de su Orquesta Infantil que el mismo Dima Slobodeniouk dirigió en concierto tras todo un curso en el que los profesores de la OSG prepararon a los más pequeños por medio de una plataforma digital montada ex profeso en poco más de dos días.
En la Quincena
Mientras muchas grandes agrupaciones orquestales comienzan a despertar ahora de un letargo obligado, la OSG ya ha estado también en Madrid bajo la dirección de James Conlon y en Santander y San Sebastián con su titular Dima Slobodeniouk.
El primer concierto de la OSG en la presente edición de la Quincena –que tuvo lugar el jueves pasado y que anoche repitió escenario– evidenció lo que hemos vivido en Granada, Barcelona, Madrid o Santander: el público, poco o mucho, está hambriento de música. Ayer era tanta su hambre y tan grande el éxito que por un momento pensamos ser devorados.
Volver al festival más antiguo de España ha sido una especie de Epifanía, que es como llaman los marisabidillos a esa certidumbre que se obtiene cuando por fin te das cuenta de algo.
En este viaje algunos nos dimos cuenta que para un festival el transcurrir de los años simplemente supone una graduación mayor como de cosa que viene de muy antiguo, mientras que el paso del tiempo para nosotros tan solo significa que acaso somos de muchos modos algo más viejos. En el primer caso el paso del tiempo parece que dignifica, en el segundo que te resta cosas de la cuenta.
En una conversación más o menos privada hace un par de noches el propio Dima reconocía que lo vivido con la OSG a lo largo de este último año estaba a mucha distancia de lo que era posible hacer con otras orquestas, en las que la receta era más o menos la misma: repertorios reducidos para reducidos aforos.
La Quincena Musical Donostiarra, en cambio, pudo mantener un aforo de ochocientas personas para los dos conciertos de la OSG . Es el cincuenta por ciento del total disponible del Kursaal de San Sebastián y pese a que la normativa actual en el País Vasco exige un máximo del treinta y cinco por ciento. Pero la Quincena juega en otra liga y se le ha permitido mantener disponible lo vendido hace ya muchas semanas.
En realidad, la Quincena Musical Donostiarra es más antigua de lo que lo somos algunos que volvemos por aquí. En realidad todo esto, como casi todas las cosas en la vida, es un gran equívoco, pues la Quincena es en realidad una Treintena y no es que sea antiguo, es que su primera edición se remonta a 1939, ese año en el que los padres de quienes ahora somos ya muy mayores regresaban de aquella guerra.
Desde que l a OSG participó por primera vez en la Quincena en aquella edición de 1995 las cosas han cambiado mucho en todos estos años: ahora la gente no te toca ni se te acerca demasiado para saludarte y ya no sabes si es por temor al Covid o porque les das mucho asco.
A pocos meses de cumplir los dos primeros años de pandemia la OSG vive la paradoja de una importante expansión en la era de las restricciones. Vivimos tiempos extraños y en ocasiones tenemos la sensación de estar asistiendo a un relevo generacional que no acabamos de entender del todo: mientras hay un público hambriento de música en directo donde quiera que vayamos parece haber también el movimiento contrario de muchos que se preguntan qué es eso de una orquesta sinfónica y si tal cosa es algo que me lo pueda usted envolver para llevar…
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