Entrevista a Serafín Romero, presidente de la Organización Médica Colegial

«No hay especialidad hospitalaria alguna que vea 50 pacientes al día»

«Si en este momento no somos capaces de sacar algo todos tendremos alguna parte de culpa», argumenta

Serafín Romero, el viernes en la Facultad de Medicina de Santiago Miguel Muñiz

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—El malestar de los profesionales de la Atención Primaria ha estallado en todo el territorio. ¿Qué no se hizo o qué se hizo mal para llegar a esto?

—Los síntomas ya empezaron en el 2000, empezamos a ver agendas donde las consultas eran cada 5 minutos, lo que rompía la esencia de la medicina de familia. Es verdad que se hicieron intentos a nivel nacional para sacar una estrategia, la AP21, que tuvo una repercusión escasa y desigual en las autonomías. Y cuando estábamos en este abordaje de posibles soluciones aparece la crisis, que ha afectado a todos los entornos de la sanidad, pero especialmente a la Primaria; tanto que si analizamos el porcentaje de gasto en este nivel la media en España es aproximadamente del 14%. Un 14% cuando realmente este es el nivel que recoge el contacto continuado con la población, el que tiene que ver con la cronicidad, la pluripatología, y la relación con los entornos sociales y comunitarios. Los últimos años de crisis han hecho que la Primaria haya pasado de la resignación a la indignación. Los profesionales quieren mejorar la calidad asistencial, quieren tiempo para consulta y quieren ser responsables de su agenda. Y están diciendo que hacen falta recursos económicos.

—En diciembre la Organización Médica Colegial firmaba una declaración exigiendo medidas a las administraciones. ¿Ha visto el plan del Sergas?

—No he tenido tiempo a leerlo. Lo que está claro es que no hay ninguna comunidad que no haya empezado a hacerse sensible a la necesidad de poner en marcha planes estratégicos para darle un giro a la Primaria, incluido el propio Ministerio, con la creación de grupos de trabajo específicos. Pero lo que estamos pidiendo es que se sienten todos a hacer un plan integral, que debe tener dos partes claras: medidas urgentes que pasan esencialmente por políticas de recursos humanos —porque el gran problema que tiene hoy la Primaria es la falta de profesionales que cubran fundamentalmente plazas de especial dificultad— y recursos económicos. Nos viene muy bien que todas las comunidades se hayan puesto las pilas pero necesitamos que a nivel de país se presente de forma urgente una respuesta al problema de los recursos humanos, que es igual en Galicia o en País Vasco.

—¿Cuáles deben ser esas medidas urgentes de recursos humanos?

—El foco principal, donde hay que actuar ya, son las plazas de difícil cobertura. Hay que hacer un plan especial con medidas de discriminación positiva para los profesionales que acepten irse allí. La primera medida tendrá que ser que en esa plaza se va a cobrar más, pero no sólo: hay que facilitarle a ese profesional que esa estancia compute por dos o por tres en una oposición, apoyarle en la asistencia a congresos o en aspectos relacionados con la investigación y la formación. Y los contratos en este tipo de plazas tienen que ser de larga duración, mínimo un año, pero no más de dos, porque no deberíamos dejar a nadie anclado en estas plazas. Y habría que introducir la posibilidad de que quien está haciendo la residencia en la especialidad de Familia en estas ubicaciones pueda tener antes de acabar una oferta encima de la mesa para renovar un contrato como un refuerzo más en la unidad, estar trabajando en el equipo aunque no tenga un cupo asistencial. No hay ninguna autonomía que no sepa cuáles son sus plazas de especial dificultad. En 24 horas podríamos saber cuántas son y cuánto nos puede costar aplicar medidas urgentes en este tema.

—¿Cómo garantizar tiempo de consulta a los profesionales? El Sergas se cerró a un número máximo de pacientes por día por entender que pondría en riesgo la accesibilidad.

—Es que han pasado 19 años y estamos en las mismas. En el año 2000 ya pedíamos 25 pacientes por día. En Primaria no puede haber demora, en eso coincidimos. El ciudadano tiene que tener siempre la puerta abierta, otra cosa es quién lo tenga que atender. Pero debe haber un mecanismo para que el médico que tiene un cupo tenga una agenda de calidad. Y que si ese médico no puede atender a un paciente que llega lo vaya a atender otra persona del equipo. Por eso es bueno que aunque no tengan cupo tengamos profesionales que estén atendiendo la demanda no demorable. No hay ninguna especialidad hospitalaria que vea a 50 personas al día. No basta con que los veamos a todos, se trata de que los veamos bien. Y para esto es importante que sean los propios profesionales los que organicen su agenda, no que te organicen desde arriba. Si no, no estaré viendo, me estarán viendo. Y esto además tiene riesgos para la salud porque acaban resolviéndose las consultas con un medicamento o una prueba complementaria a veces no necesarios. Tiempo para un abordaje familiar, por ejemplo, puede quitar a una persona de tomar antidepresivos o ansiolíticos. Del otro modo no estoy solucionando el problema, lo estoy cronificando.

—Luego se ven estudios como «el 80% de los malos tratos se pasan por alto en las consultas de Primaria»...

—Es así. La mujer que sufre violencia no te lo va a decir directamente. Hacen falta dos cosas, continuidad con el médico —algo que se ha roto durante la crisis hasta el punto de que tenemos cupos atendidos en por más de siete facultativos en un año—, y tiempo. Porque si yo, que te conozco, veo que vienes con la frente arrugada, antes de que te vayas te pregunto ¿quieres decirme algo más? Y cuando haces esa pregunta el que tienes delante se rompe. Si tengo cinco minutos para ti y 40 personas detrás ¿cómo lo abordo? ¿Vete y lo tratamos otro día? ¿Eso hago? Es que el médico de familia tiene una parte esencial que no tiene que ver con la enfermedad pura y dura, sino con el bienestar de las personas. Y esto es lo que estamos perdiendo, y esto es lo dramático.

—Los colectivos en Galicia están pidiendo un presupuesto suelo del 25% para la Primaria, ¿qué cifra maneja la OMC como idónea?

—Yo estoy de acuerdo con que el presupuesto vaya en relación directa a la oferta de servicios que hacemos. Si en un momento dado hemos entendido que las espirometrías se hacen en Primaria, hay que pagarlas, si se hace cirugía menor, hay que pagarla... Y si vamos a hacer educación para la salud, la que tiene que hacer Primaria, también hay que pagarla. Queremos que al igual que ocurre en el hospital, cada vez que se implanta un servicio se pone dinero y personas. ¿Cuánto es eso? ¿El 20%? ¿El 25%? No lo sé, pero no menos que eso.

—¿Por qué si la Primaria es la cara visible del sistema para el usuario parece que siempre pierde en el reparto?

—Porque los efectos que se consiguen con esta atención cercana y de continuidad son menos llamativos a corto que otros que se consiguen a nivel hospitalario, y que además son de alto coste. Y porque posiblemente hay una disociación del gestor político, a veces más pendiente del impacto. No vende igual.

—Son muchos los grupos de trabajo y los foros en marcha en este momento. ¿Confía en los resultados?

—Tengo canas y alguna experiencia; no vamos a conseguirlo todo, pero si ahora no somos capaces de sacar algo todos tendremos alguna parte de culpa. Ahora ha tocado fondo la Atención Primaria, ahora es el momento.

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