Pionera

Ella soñó con el «e-book»

El 125 aniversario del nacimiento de Ángela Ruiz Robles reconoce su vocación por facilitar la enseñanza a los niños

Ángela Ruiz Robles, en el centro, junto a su nieta María Luisa, a la izquierda, y sus hermanas CEDIDA/CPEIG

Estefanía D. Carruébano

Cuando era pequeña, «la gente me decía lo importante que era mi abuela, yo no me daba cuenta», recuerda María Luisa Souto Grandal en conversación con ABC. Ella, nieta de Ángela Ruiz Robles, decidió hace ya mucho tiempo que daría a conocer la vida y obra de su abuela, maestra por vocación. «Siempre decía que se dedicaba a la enseñanza por amor al prójimo», apunta Souto. Ese afán por ayudar a los demás a aprender fue lo que, probablemente, hizo pasar a la historia a Ruiz Robles. «La enseñanza tenía que actualizarse, no estaba evolucionada en los tiempos. Es necesaria la aplicación de la tecnología en la pedagogía», decía siempre ella, según palabras de su nieta. Ese fue, probablemente, el primer germen de lo que hoy conocemos como «e-book» , pero que Ruiz Robles denominaría —y patentaría— en 1949 como «enciclopedia mecánica». «Ella tendía a condensar la información. No la reducía, sino que era partidaria de un estudio acompañado de cuadros sinópticos y esquemas, para ahorrar tiempo», resuelve María Luisa Souto.

Este nuevo modelo de estudio enfocado, tanto para alumnos como para maestros, pasaba por «un formato único donde se podía leer cantidad de materias de todos los ámbitos y a todos los niveles. Así ahorraba a los alumnos peso y cantidad de materia», apunta la nieta de la inventora para este diario. La propia Ruiz Robles lo describía de la siguiente manera: «Cerrado parece un estuche o una cartera corriente (...) Los temas se presentan simplemente pulsando un botón y se utiliza un procedimiento muy similar al que se emplea para los rollos de películas», parafrasea Souto. Además, también poseía una lámina transparente con aumento graduado, lo que permitía leer y estudiar sin necesidad de lentes. Además, tenía también otra ventaja: eran varios los idiomas en los que se podía utilizar, todo ello intentando internacionalizar este método de estudio más liviano.

Ruiz Robles, con su «libro mecánico» CEDIDA/CPEIG

Con este desarrollo, el Ministerio de Industria concedió a este «libro mecánico» la segunda patente ya en el año 1962. Sin embargo, y a pesar de que su ilusión era que pudiese explotarse para ayudar a los alumnos, rechazó una oferta en 1970 porque quería que fuese desarrollado en su tierra , Ferrol, fruto del gran cariño que le tenía a Galicia, «para la que siempre tenía buenas palabras», según refleja hoy en día su nieta, recordando a su abuela materna.

Toda esta devoción por la enseñanza desembocó en que fuese conocida incluso más allá de las fronteras nacionales. Tal vez porque su obra no empieza, ni mucho menos termina, con esta «enciclopedia mecánica». «Mi abuela también fue publicista, pedagoga, escritora, inventora y, por supuesto, maestra », relata orgullosa Souto. Estuvo desde antes de 1949 hasta 1973 recibiendo premios en diversas exposiciones internacionales y viajando de ciudad en ciudad, como podía ser el caso de Ginebra o Bruselas.

Día de la Mujer

La importancia de Ruiz Robles continúa aún en nuestros días, a pesar de que murió ya en 1975. Por ello, el Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática de Galicia (CPEIG) le hizo, la pasada semana, un reconocimiento con motivo del 125 aniversario del nacimiento de la maestra e inventora. En él estuvo presente, entre otros asistentes, el presidente del CPEIG, Fernando Suárez, quien recalcó la importancia de «transmitir a la sociedad la importancia de contar con las mujeres en el sector tecnológico, absolutamente crucial para el desarrollo del país». Por otro lado, se mostró crítico con el hecho de que la ingeniería informática está muy masculinizada, y solo hay un 17% de mujeres cursando dichos estudios.

La «enciclopedia mecánica» de Ángela Ruiz CEDIDA/CPEIG

Por su parte, Souto analizó también la humildad de su abuela: «Hemos venido a este mundo no solo a vivir nuestra vida lo más cómoda y mejor posible, sino a preocuparnos de que los demás puedan beneficiarse de algo ofrecido por nosotros », relata en palabras de Ruiz Robles. Además, admite que tanto ella, como sus hermanas, desean que su abuela sea recordada «como era: buena persona». Relata, además, cómo cuando salía de su trabajo «se iba a casa de otros niños con menos posibles para darles clase, de manera gratuita».

«Ella no ha regateado en tiempo, acción ni ilusión para conseguir lo que se propuso», reflexiona orgullosa. De hecho, en una entrevista, la propia Ruiz Robles explicó que esperaba mucho de la vida, porque «si se pone empeño y entusiasmo, la vida no defrauda», rescata su nieta. « Definitivamente, tuve una abuela muy importante », sentencia.

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