Luis Ojea - Cuaderno de viaje

La dura vida del militante socialista

El socialismo gallego lleva demasiado tiempo en una espiral autodestructiva

Ser aficionado del Breogán es un sentimiento, como gritan miles de gargantas en el Pazo Universitario de Lugo, que se lleva muy adentro. Se supone que la militancia en un partido político tiene que ver más con la racionalidad, con una reflexión serena en términos ideológicos. Pero en los últimos meses ser simpatizante socialista en Galicia es ante todo una cuestión de fe. Para ese abnegado afiliado debe ser duro descubrir cada mañana el disparate diario protagonizado por la cúpula del PSdeG. Mantener la ilusión con «Pachi» no fue seguramente sencillo. Con Besteiro empezó ya a ser una tarea hercúlea. Pero en las actuales condiciones tiene ya un mérito inconmensurable.

A ellos les debe resultar igual de bochornoso que a los demás ver a sus jefes de fila alardear de democracia interna y después pretender resolver unas primarias por la puerta de atrás con un pacto secreto entre bambalinas. Pero aún resulta más surrealista que el partido apenas reaccione y cuando lo hace sea con más movimientos en la penumbra. Si, las primarias serán muy progres pero en el PSdeG los militantes cuentan menos que en cualquier otra organización política.

El socialismo gallego lleva demasiado tiempo inmerso en una espiral autodestructiva, pero las cotas de delirio a las que están llegando este último mes no tienen parangón. Un exsecretario general que pese a dimitir pretende seguir mandando e incluso imponer torticeramente al próximo candidato del partido; el responsable de la peor derrota de la organización hasta la fecha repartiendo lecciones y pavoneándose de que él es quien manda, y una teórica responsable de la gestora que ha sido desautorizada en todo y por todos. Un cóctel insuperable hasta que se presentaron a las primarias un ex del Bloque, una promesa de futuro que solo lleva 3 décadas a sueldo del contribuyente y un señor que sabe que no tiene ninguna opción. Y aún podrían sumarse más joyas a la carrera.

Para el militante socialista el problema no es ya que su partido se demuestre desnortado, sin proyecto, ni siquiera que haya renunciado a liderar una alternativa al PP en las próximas autonómicas cediendo todo el protagonismo de la oposición a los mareantes. El drama del simpatizante del PSdeG es ser consciente de que la actual cúpula de la organización es perfectamente capaz de superarse cada día con un nuevo esperpento.

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