Diéter Moure deja la CEG tras 9 meses en el cargo y desencadena otra crisis
La recuperación de las cuentas deja al trasluz una batalla interna por el poder
El presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) dijo el pasado jueves por la noche «hasta aquí» . Ayer, Antonio Diéter Moure presentó su dimisión tras nueve meses llevando el timón de una nave que zozobra, víctima de los graves problemas de viabilidad y las mareas de fondo que arrastran las patronales provinciales. Diéter alegó a primera hora de la mañana que únicamente «los motivos personales» le habían llevado a tirar la toalla . Bajo su punto de vista, la institución necesita al mando una persona con dedicación completa y él no se ve en condiciones de asegurar ese papel. En conversación con ABC, el orensano, un empresario especializado en el sector de la formación, asegura que «ahora que empezamos a ver un poco la luz, yo no quiero ser un obstáculo». Es consciente de que «se están diciendo cosas por ahí», en referencia a la pérdida de apoyos internos, aunque insiste en que todo se reduce en su caso a un mero problema de «tiempo y de fuerzas».
No obstante, otras fuentes consultadas por este periódico explican que las razones son mucho más profundas . Empezando por la falta de respaldo de las confederaciones de empresarios de Lugo, Orense y Pontevedra y muy especialmente la de La Coruña, dirigida por Antonio Fontenla, el que fue su principal sostén para llegar al cargo. Las mismas voces subrayan la incapacidad para poner en práctica el plan de viabilidad refrendado por la Asamblea general y la distancia creciente entre Diéter y Fontenla con el paso de los meses.
La estrategia aprobada por la dirección para asegurar la supervivencia de la CEG pasaba por adelgazar los costes de la institución y acometer duros ajustes de personal. Sin nada de eso, no hubiese sido posible obtener el aval de los bancos en junio, un salvavidas de urgencia antes de tener que solicitar el concurso de acreedores. La ejecución del plan desató nuevas tiranteces trascendentales, tratándose de un programa pensado para sacar la entidad adelante . Pasado el verano, Diéter dibuja a su salida una radiografía optimista de la actual situación de las cuentas: «Pagamos a proveedores, las pólizas se van abonando y quedan unos 81.000 euros por pagar del crédito, hace poco debíamos más de trescientos mil y solo queda una cuota para finales de año». Recientemente, Abanca ingresó 600.000 en concepto de ayuda por la Ley de Participación Institucional. Quizá por eso, la dimisión del dirigente fue acogida ayer con sorpresa entre algunos miembros de la dirección . Los avisos de renuncia ya se habían producido, pero nunca se habían llegado a concretar hasta la confirmación de este viernes.
El futuro de la CEG
El vacío de poder será automáticamente llenado por la junta de vicepresidentes, compuesta por los mandatarios de las cuatro confederaciones provinciales. P asado un tiempo, deberán convocarse elecciones y ahí es donde se visibilizarán de nuevo las diferencias de proyecto . Diéter Moure mantiene que no dará un plazo de dos meses obligatorio, como el anterior presidente, Jose Manuel Fernández Alvariño. El futuro no solo pasa por definir quién será nombrado para dirigir la CEG, sino qué papel quiere que juegue el empresariado gallego como actor institucional. Algunas fuentes opinan que las provincias reclaman para sí que se les devuelva una cuota de poder que habían perdido con la creación de una entidad a nivel autonómico.
Ahora, todas deben remar hacia el mismo lado mientras se despeja la situación de provisionalidad. « Las cuatro provincias estamos muy unidas en defensa de la Confederación de Empresarios de Galicia, eso no me preocupa», afirmó el presidente de los empresarios pontevedreses, Jorge Cebreiros, en declaraciones ayer a Ep.
No siempre fue explícito el clima de entendimiento. Las pasadas elecciones —las que enfrentaron a Antonio Diéter frente al presidente de la Confederación de Empresarios de Orense, José Manuel Pérez Canal— dejaron entrever dos sectores enfrentados en la institución. Tras la batalla electoral entre los dos orensanos, la balanza se torció a favor de Moure , apoyado por el coruñés Fontenla y las poderosas organizaciones sectoriales. Tras la dimisión, la confederación gallega vuelve otra vez a una disputa por el poder . De nuevo está en el punto de partida.
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