Luis Ojea - Cuaderno de viaje

El delirio de la izquierda

Incapaces de vivir alejados del caos, la confección de las listas del PSdeG y las Mareas va a ser todo un espectáculo

La izquierda gallega no tiene cura. A pesar de que a menudo parece imposible que puedan superarse, siempre acaban consiguiendo encontrar una nueva manera de hacer el ridículo. Incapaces de vivir alejados del caos, la confección de las listas del PSdeG y las Mareas para las próximas autonómicas va a ser durante las próximas semanas todo un espectáculo. En lo que no se molestarán en perder mucho tiempo es en definir un proyecto político. Están demasiado ocupados en sus guerras. Sería más probable que un alquimista lograse encontrar la fórmula para convertir el plomo en oro que adivinar qué programa podrían impulsar todos los clanes de la caverna juntos en un hipotético gobierno de coalición en la Xunta.

Tanto los socialistas como los «mareantes» viven instalados permanentemente en el delirio. Y cada vez más desatados, arreándose unos a otros sin conmiseración. En la franquicia gallega de Podemos vuelan los cuchillos a diario mientras Pablo Iglesias desde Madrid, con absoluto desprecio a las bases, va marcando la pauta según le convenga con el mando a distancia a través de su testaferro coruñés ninguneando día sí y día también a la supuesta líder autonómica que, con toda probabilidad, acabará como el anterior, apartados ambos en algún gulag para disidentes. Quizás encuentren por allí a los críticos del PSdeG a los que la actual gestora si pudiese habría enviado ya a Marte. Es lo que tiene tener talante. En todo caso, pese a las zancadillas del grupo parlamentario y en un gesto inequívoco de apuesta por la renovación Cancela, Leiceaga y Sánchez han conseguido colocar de nuevo en el Senado a Modesto Pose, una joven promesa del socialismo gallego.

Si les resulta grotesca la crónica diaria de estos enfrentamientos tribales esperen a que empiece de verdad el juego de las sillas. Las próximas semanas serán fastuosas. Cada clan sacando todo su arsenal para asegurarse un puesto en las listas. Todo muy edificante. Que no se note que lo único que les mueve es el ansia de garantizarse un acta de diputado para los próximos cuatro años.

Cada semana un nuevo disparate. Entre purgas internas, traiciones y esperpentos de todo tipo van entreteniéndose estos profetas del caos. Imaginarse a esta pandilla negociando un programa de gobierno y el reparto de consellerías tras las autonómicas es bastante surrealista. Lo del bipartito iba a quedar en una broma.

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