Tribunales

«Voy a dedicar mi vida a arruinar la tuya»: El calvario de una mujer que acabó en la violación de su hija

Juzgan a un hombre acusado de malos tratos, amenazas, lesiones y de haber violado a una menor

Una sala, dispuesta para la celebración de un juicio, en una imagen de archivo EFE

ABC

La Audiencia Provincial de La Coruña juzga este próximo martes (posiblemente, a puerta cerrada) a un hombre acusado de haber convertido en un infierno la vida de su expareja y de las dos hijas de esta, especialmente la más pequeña, a la que supuestamente habría violado, como colofón a un calvario de amenazas y vejaciones a las tres mujeres. Ahora se enfrenta a una petición de 32 años de cárcel por la suma de los delitos que presuntamente habría cometido, según informa el TSXG.

Según detalla la fiscal en su escrito de calificación, el acusado mantuvo durante dos años una relación sentimental con una mujer, con la que convivió en su domicilio, junto a las dos hijas de ésta. La pérdida de empleo y el consumo, in crescendo, de alcohol y otras sustancias, como cocaína , agravaron el deterioro de la relación, hasta llegar a un punto en el que los comportamientos agresivos por parte de dicho sujeto eran moneda corriente. Degradaba verbalmente a la mujer, incluso delante de las hijas, y la culpaba de su situación.

Las amenazas se convirtieron en algo habitual. Expresiones como « te voy a matar, voy a dedicar mi vida a arruinar la tuya » o «te voy a rajar a ti y a tu hija mayor en una esquina. Las calles de Coruña pueden ser muy peligrosas» fueron generando un clima de terror en el domicilio. La mujer se negó a seguir compartiendo dormitorio, pero el hombre no abandonó el inmueble. Alegando que no tenía recursos económicos, se atrincheró en el salón. Daba igual que ella le pidiera que se marchara. El salón pasó a ser de su uso exclusivo. No ayudaba en labores domésticas e insinuaba que podría llegar a suicidarse, recoge la Fiscalía.

A partir de ese punto, toda comunicación entre el acusado con su expareja y las hijas se reducía a insultos y expresiones intimidatorias, «suscitando en las tres una sensación de inseguridad y temor permanente », apunta la fiscal. Pero lo peor estaba por llegar. Y sucedió en una ocasión en que la mujer debió ausentarse para acudir a su puesto de trabajo y dejar a su hija menor, sola, en la vivienda. La tragedia se gestaba.

Con un cuchillo jamonero

Eran las 19.30. La madre, que no las tenía todas consigo, pidió a la hija que la avisara por teléfono si el hombre, que se había marchado aquella mañana, regresaba a la vivienda. «Dado su agresivo comportamiento diario, temía que pudiese causar algún daño a su hija si pasaban mucho tiempo solos en el piso», se puede leer en el escrito de calificación. Unos temores que se confirmaría en el peor de los sentidos.

21.00: el acusado regresa; la menor avisa a su madre por Whatsapp. Pero de poco sirve. La niña se encontraba en su habitación, sentada en la cama, «cuando el acusado abrió la puerta y, desnudo, entró en dicha dependencia, se dirigió a ella y la tumbó, iniciándose entre ambos un forcejeo por el teléfono móvil que la joven tenía en sus manos». Tras arrebatárselo, la arrastró a la cocina y después al dormitorio de la madre, « penetrándola en varias ocasiones y amenazándola con un cuchillo jamonero ».

Mientras, la madre llama reiteradamente a la hija, sin obtener respuesta. «Alarmada», deja su puesto de trabaja y llega al piso, donde descubre «al acusado en la cocina, desnudo y con el cuchillo mencionado, y a la menor saliendo, igualmente desnuda y llorando, de su dormitorio». Ambas huyen y piden ayuda en un establecimiento cercano; desde ahí llaman a la Policía. El hombre es arrestado ese mismo día, pero no lo pone fácil: se sube a una cornisa de la vivienda y amaga con saltar . Finalmente, los agentes logran disuadirle.

Presunta violación previa

Tal y como recoge la fiscal, lo sucedido aún admite un grado más de gravedad. El acusado, se indica en el escrito de calificación «era conocedor, desde el comienzo de su relación » con la mujer, de que en el pasado de la niña había otro episodio traumático: un presunto delito contra la libertad sexual del que habría sido víctima cuando tenía 13 o 14 años, y a resultas del cual se hallaba inmersa en un proceso judicial. Sufría, a consecuencia, un cuadro depresivo reactivo por el que estaba sometida a control médico y seguía un tratamiento debido a su situación de desvalimiento e indefensión. «Pese a ello, el acusado actuó en la forma descrita, con plena consciencia de las graves consecuencias que podrían derivarse para ella», incide la Fiscalía.

Lo sucedido, según el Ministerio Público, no hizo sino agravar su estado, de tal forma que sufre un trastorno de estrés postraumático crónico grave , con elevados niveles de ansiedad y tensión, síntomas depresivos e ideaciones suicidas, altamente incapacitante y con necesidad de ser sometida a terapia y tratamiento.

A juicio de la Fiscalía, lo sucedido constituye sendos delitos de malos tratos, amenazas, violación y lesiones, por los que pide, en total, 32 años de prisión para el acusado.

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