ELECCIONES LOCALES
Un sacerdote se rebela contra el Obispado y cerrará la lista electoral de su sobrino
«Soy cura, soy creyente y también soy ciudadano», esgrimió
A sus 73 años y pese a estar ya retirado, José Antonio García Otero atiende a nueve parroquias en el municipio pontevedrés de Lalín. Pero, pese a que el derecho canónico no se lo aconseja también quiere participar en política. El sábado el partido de su sobrino en la localidad, Coalición de Centro Democrático (CCD) presentó sus listas electorales. El último puesto, «de honor», recayó en el párroco. «Soy cura, soy creyente y también soy ciudadano», defendió García Otero. El Obispado de Lugo se limita a afirmar que «hablarán con el sacerdote» y no va a valorar su decisión. Pero el líder del CCD en Lalín, Juan José Cruz García y aspirante a la alcaldía, denunció esta mañana «presiones».
«Soy cura y por lo tanto soy creyente. Y como creyente creo que todos somos hijos de Dios y todos somos iguales», apuntó el párroco en el acto de presentación de la candidatura. García Otero también mencionó que la Constitución proclama la igualdad de todos los ciudadanos sin discriminación por motivos de «sexo, raza o religión» para justificar su decisión. Aseguró que la tomó después de que el alcalde del municipio, Rafael Cuiña (hijo de un exconselleiro del Gobierno de Fraga en la Xunta) desacreditase a su sobrino. Cuiña dijo, relató el sacerdote, «que ya no lo aguantaba nadie en el pueblo ni siquiera su familia, no sólo lo aguantamos si no que estamos orgullosos de él». Su sobrino concurrió a las anteriores elecciones municipales con el alcalde en las listas de Compromiso por Galicia, pero en el verano de 2016 anunció que abandonaba el grupo de gobierno y seguía en el Ayuntamiento como concejal no adscrito.
El sacerdote explica en declaraciones a ABC que ya ha recibido la llamada del Obispado. «Les expliqué que me puse en las listas para defender a mi familia», indica el párroco. «Antes que cura soy persona y cuando se ofende a mi persona puedo responder», añade. García Otero asegura que él no habla de política en los púlpitos de las nueve iglesias que atiende. Subraya que ocupa un puesto honorífico en las listas y que lo hace para decirle al alcalde de Lalín que está al lado de su familia.
Pero ¿pueden los curas compaginar su actividad con la política?. El Código del Derecho Canónico se muestra contrario a esta opción, explican fuentes del Obispado de Lugo. En su artículo 287.2 afirma: los clérigos «no han de participar activamente en los partidos políticos ni en la dirección de asociaciones sindicales, a no ser que, según el juicio de la autoridad eclesiástica competente, lo exijan la defensa de los derechos de la Iglesia o la promoción del bien común». En la misma línea, el artículo (285.3) señala que «les está prohibido aceptar aquellos cargos públicos que llevan consigo una participación en el ejercicio de la potestad civil». La cuestión se aborda también en el Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbíteros. «Las actividades políticas y sindicales son cosas en sí mismas buenas, pero son ajenas al estado clerical, ya que pueden constituir un grave peligro de ruptura de la comunión eclesial», subraya el documento. Sin embargo, precisan las mismas fuentes del Obispado, en alguna ocasión se han dado casos en los que los párrocos han concurrido a las elecciones con el beneplácito de la autoridad eclesiástica.
García Otero, que lleva siendo sacerdote desde los 24 años y ejerciendo en Lalín desde 1989, recuerda otros artículos del Código del Derecho Canónigo que se incumplen a menudo. «El 283 dice que corresponde a todos los clérigos tener todos los años vacaciones. Pues yo no tengo vacaciones todos los años», afirma. «Sobre el papel, las constituciones, y los códigos ponen que todos tienen derecho a muchas cosas, pero después las tiene quien las tiene y generalmente las tienen los ricos, no los pobres», recalca. Pese a insistir en que su decisión de concurrir a los comicios fue para defender a su familia, el párroco sí tiene claro que los sacerdotes no deberían estar vetados para esta actividad. «Todos tenemos derecho a elegir y a ser elegidos», subraya.
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