Las cuatro fronteras de sor Mª Ángeles

La veinteañera que en los 50 dejó la playa de Pontedeume es hoy una religiosa de 82 años que entregó su vida a los más pobres de Chile

Mª Ángeles Martínez, coruñesa de la Compañía de María MIGUEL MUÑIZ

ABRAHAM COCO

Mª Ángeles Martínez cierra por un instante los ojos y recuerda a la Claudita, al José, a don Guillermo.... «Merece la pena entregar la vida y dar cariño» . Tiene 82 años y durante 45 fue misionera en Chile. «Un pobre es sagrado» , afirma. Contempla su biografía como una sucesión de salidas y fronteras que relata en vísperas del día del Domund que se celebra bajo el lema «Sal de tu tierra». Más de 400 personas de las cinco diócesis gallegas lo hicieron y hoy desempeñan por el mundo esta labor:156 proceden de la Iglesia orensana, 123 de Santiago, 57 de Lugo, entorno a 50 de Tui-Vigo y otros 24 de Mondoñedo-Ferrol.

Las cinco diócesis gallegas aportan 410 misioneros que ejercen hoy su labor en países de todo el mundo

«Jesús me fascinó. Los chicos se me quedaban pequeños al lado de Cristo », rememora Mª Ángeles sobre su adolescencia. Con 17 años quiso partir al noviciado, pero su madre le aconsejó esperar hasta los 23 para cruzar esa primera frontera . Y así lo hizo. Dejó entonces Pontedeume –«¡y su playa, con lo que me gustaba nadar!»– para ingresar en la Compañía de María. Una década después, con 34 años e «inquieta» tras el Concilio Vaticano II, puso rumbo a Latinoamérica. La frontera ahora se convertía en océano , aunque quizá está fuera la menor de las distancias:«Marché con diez compañeras. Estábamos en el centro de las grandes capitales del mundo, pero sentíamos que no estábamos con los pobres. Así que empezamos a luchar por ello», relata con emoción en cada palabra.

Pobreza con nombre de ópera

Hasta que llegó, con la hermana Ruth, «al centro de la periferia» , un cerro «con nombre de ópera, pero hecho de basura y de desperdicios del carbón» donde vivían los fines de semana: la Tosca. «La pobreza extrema del sur de Chile no se puede imaginar:alcohol, mujeres violadas... ¿Qué hacemos aquí?, pensábamos. Estar con los predilectos del Señor. Me doctoré en humanidad. Toqué al ser humano. ¿Cómo pueden existir aún esas realidades?».

El golpe de Estado de Pinochet el 11 de septiembre de 1973 fue su tercera salida, «en la frontera de la violencia y el horror» . Mª Ángeles lo vivió a diez minutos de la Casa de laMoneda. No olvida «el correr de la gente, los gritos en la calle, los aviones en nuestras cabezas». Así llegaron las noches de «esconder gente en nuestra casa y ayudarles a que salieran al exilio». Incluso ejerció de madrina cuando una pareja quiso casarse. El terremoto de 2010 , «que echó abajo todo el cerro», fue su última salida, la frontera final antes de regresar a España en 2013.

«Deja la rutina que te amodorra y el sillón de la comodidad y hazte voluntario. Muévete –anima vibrante–. No hay nada más despreciable que la tacañería, la indiferencia y la inmisericordia. Viene el siglo de los laicos».

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