José Luis Jiménez - Pazguato y fino
Cuadrar el círculo
Pues sí, resulta que habrá dos candidaturas a la izquierda del PSOE y con escora nacionalista
Pues resulta que sí, que habrá dos candidaturas a la izquierda del PSOE y con escora nacionalista para las próximas elecciones generales. Un suspiro de alivio recorrió a Besteiro y Feijóo: dividir a este electorado beneficia a los dos grandes partidos, y especialmente al PP. Ahí estuvieron los resultados de las autonómicas de 2012, que con menos votos y porcentaje aumentaron la representación de la derecha gallega, lo que por otra parte evitó un despropósito tripartito en la Xunta.
Los actores de este desacuerdo sabían del mismo desde el primer instante. Lo que no impidió una ampulosa y fraudulenta escenificación de plataformas, banquetes, iniciativas, encuentros y demás cuchipandas pidiendo una confluencia que se sabía imposible. Pero todo este sainete luego permitiría a unos y otros llenarse de legitimidad y cruzarse reproches.
La postura del BNG puede entenderse como honesta: ceder siglas y compartir protagonismo a cambio de un grupo parlamentario propio no sometido al jefe indio Coleta Morada, también conocido como Pablo Iglesias. Enfrente, en la bancada de la izquierda española —a ellos les gusta decir estatal, pero son españoles—, se jugó sucio. Querían que la soga de la deuda financiera del BNG apretara lo suficiente para que la todopoderosa Upegá humillara y pasara por el ala de la convergencia. Parece mentira que los comunistas no se conozcan entre ellos. Al final, ocurrió lo previsible.
Que EU confluya con Podemos en Galicia se entiende por la figura de Yolanda Díaz, amiga personal de Pablo Iglesias. Que disuelva a la coalición de izquierdas en una «marea» no sorprende, porque es la fórmula que está empleando Alberto Garzón con su «Unidad Popular», aunque sí las compañías elegidas. Garzón rechazó a Podemos mientras Díaz se ha limitado a cuadrar el círculo morado en la papeleta.
Luego está el papel de Anova, donde hay más ideólogos que militantes —y ya no digamos votantes—. Era entendible que quisiera dar continuidad a la exitosa fórmula de AGE, pero no lo es tanto que dejaran pasar la oportunidad de conformar una gran fuerza de izquierdas capaz de dar jaque al PSOE en alguna provincia y los entornos más urbanos. El interés general por encima del particular, que no era otro que el ajuste de cuentas tras la Asamblea de Amio.
Capítulo aparte es que la «nueva política» aupara de cabeza de lista a Xosé Manuel Beiras, el político con el discurso más anticuado de cuantos se escuchan hoy. Malos tiempos corren para el rupturismo si necesitan a un abuelete indignado como reclamo para cosechar votos. Porque Beiras no va a ser eterno. Por no ser no es ni interesante.