Coronavirus Galicia
La Xunta refuerza las restricciones para no confinar y salvar la Navidad
Las medidas, que estarán vigentes desde las 00.00 horas del sábado y durante un mes, afectarán a las siete ciudades gallegas y a otros 53 concellos. Feijóo apuesta por acciones «más duras durante menos tiempo» y defiende no aguardar a que se agrave la incidencia
La actividad no esencial restringida -lo que, principalmente, conlleva un nuevo cierre de la hostelería-, con cierres perimetrales y reuniones sociales solo entre personas convivientes. Son las medidas frente al Covid que afectarán al 60% de la población de Galicia, en 60 concellos , los de mayor incidencia epidemiológica, a partir de las 00.00 horas de este sábado, durante un mes , hasta el 4 de diciembre. Es la decisión que comunicó este miércoles el presidente autonómico, Alberto Núñez Feijóo, tras la «maratoniana» reunión del comité clínico -de las 18 a las 23 horas del martes, y en la mañana del miércoles hasta las 12- que asesora a la Xunta. Su comparecencia, que no estaba prevista, se anunció con hora y media de antelación.
[Listado: los 60 concellos afectados ]
Galicia quiere seguir formando parte de la «avanzadilla» en la lucha contra la pandemia del coronavirus. A pesar de que figura entre las cuatro comunidades con menor incidencia y es segunda en lo que a presión asistencial se refiere, los expertos sanitarios que conforman el comité clínico consideran que «las restricciones deben reforzarse»; « toca ampliar las limitaciones pro nuestra salud (...) y también toca por la economía ». Sin aguardar a llegar a mayores tasas de incidencia y pacientes ingresados, como en buena parte de España. La idea es la siguiente: adoptar «medidas más duras durante menos tiempo», en lugar de medidas «más suaves» con las que seguir a la expectativa.
La Xunta quiere « resetear el sistema, volver a poner el sistema en contadores cómodos » tanto en casos activos nuevos, diarios, como en incidencia a 7 y 14 días. El objetivo es triple: además de rebajar la tensión hospitalaria y sanitaria, en residencias y centros para personas con discapacidad, «evitar un confinamiento domiciliario» y, «mucho más difícil», con menos garantías de éxito, «intentar salvar la campaña de Navidad».
Se percibía que no era una comparecencia cualquiera. Feijóo empleó un tono serio, solemne, consciente de la dureza de las nuevas medidas. Especialmente para sectores como el de la hostelería, desde donde horas después se alzaron voces que calificaron las nuevas restricciones de «disparo en la sien» y «bomba» , recogió Ep, pese a que el presidente anunció que hoy el Consello analizará nuevas ayudas. «Soy consciente de que hablar de restricciones y limitaciones es desmoralizador para todos . Todo esto es absolutamente traumático para las familias que están sufriendo y van a sufrir más directamente las consecuencias de las limitaciones que tenemos que autoimponernos», expuso el mandatario.
Por encima del 100%
Pero la realidad de la pandemia es tozuda. Su incidencia se ha ido agravando en las últimas semanas. Durante la segunda quincena de octubre todos los indicadores epidemiológicos se incrementaron por encima del 100% . Por eso los expertos que asesoran a la Xunta, tras un intenso debate en dos tandas, que el martes acabó sin fumata blanca, consideran que debe irse más allá, después de que el pasado viernes ya se avanzara el cierre perimetral de las ciudades y su entorno, aunque concebido para limitar el incremento de movilidad asociado a la festividad del pasado 1 de noviembre.
El modelo que quiere seguir la Xunta, detalló Feijóo, gráfico en mano, con el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, sentado en primera fila, es -aunque se relajan algunos parámetros- el del concello orensano de O Carballiño , que llegó a marcar más de 1.000 casos a 14 días pero ha conseguido rebajar la IA más de un 50% en esa horquilla, y un 75% a 7 días.
![Evolución de los casos en el municipio de O Carballiño](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/11/04/909e624f-7ee8-4749-bc79-ffab5c20dc75-U3012499252676hD--510x349@abc.jpg)
El razonamiento es sencillo: si funcionó en O Carballiño, probemos a aplicarlo en los concellos con mayor incidencia del Covid. Principalmente, las siete urbes y sus áreas de influencia, foco primordial de preocupación en Sanidade en las dos últimas semanas, junto a un puñado de concellos de menor tamaño donde el virus también ha arraigado con fuerza. Son estos territorios donde la incidencia rebasa los 200 casos por 100.000 habitantes, por debajo de los 250 que establece el Ministerio de Sanidad como umbral para activar las alarmas, pero la Xunta prefiere bajar ese listón.
En la Galicia pintada de rojo en el mapa del Covid vienen por delante cuatro semanas que retrotraerán a sus vecinos a un momento previo al oasis que supuso el verano : solo la actividad esencial permitida, cierre perimetral, vetados los encuentros con no convivientes, aforos más ajustados en actividades culturales, deporte individual. Adicionalmente, en toda Galicia, se da una vuelta de tuerca para limitar salidas en residencias sociosanitarias, acotar el aforo en las zonas comunes de comercios y aligerar la ocupación en el transporte público. En paralelo, el toque de queda se mantiene como hasta ahora, de 23 a 6 horas.
En los restantes concellos de los 313 que conforman Galicia, que no forman parte de los 60 anunciados ayer por Feijóo, no solo no se implementan estas medidas, al ser mejor su situación ante el Covid, sino que el presidente adelantó que se ampliará de 5 a 6 el máximo de personas no convivientes en reuniones , para homologarlo al resto de España. En cualquier caso, por más que se sienten las bases para un horizonte de un mes, habrá una evaluación constante por parte del comité clínico, como es costumbre.
Si en un concello la situación empeora sensiblemente, pasaría a formar parte del grupo con mayores restricciones. Al contrario, si en uno de esos 60 municipios con peor pronóstico en estos momentos se produce una mejoría acusada y constante, abandonaría las restricciones más férreas. Pero Feijóo no quiso que nadie se lleve a engaño, y fue muy claro al advertir de que este nuevo paquete de medidas «en principio, viene para quedarse durante 30 días », porque dan «estabilidad» y permiten trazar y conocer el «terreno de juego».
« Sería más fácil intentar un segundo confinamiento », como pide el BNG, apuntó, pero es «importante que entre todos intentemos evitarlo. También tendría consecuencias dramáticas y enormes efectos sociales y económicos», rechazando así ese encierro domicilario que propugan los nacionalistas. Por más que recordara que tampoco cabe cerrar ninguna puerta: «Ante el virus no se puede desechar nunca ninguna posibilidad», zanjó.
Reacciones
Precisamente, desde el Bloque, su líder, Ana Pontón, remitió su valoración cuando aún seguía caliente el atril en San Caetano para hablar de « primer paso pero insuficiente » y reclamar «medidas más drásticas y más contundentes». De paso, echó leña al fuego del enfado de la hostelería y acusó a Feijóo de «improvisación». La misma acusación la formuló horas después el secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero, quien demandó «apoyo a los sectores afectados».
Se escuchó también a los alcaldes , los principales afectados a nivel político, más críticos que hace una semana. La coruñesa Inés Rey también reclamó «medidas económicas urgentes» para los afectados por cierres, petición con la que se alineó el ferrolano Ángel Mato, citó Ep. La lucense Lara Méndez abogó por una «inyección económica» para los sectores que se verán perjudicados, además de denunciar «agravios comparativos».
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