Coronavirus Galicia

Las piedras en el Camino

Un responsable de un albergue monasterial y una hostelera conversan con ABC sobre la paralización de la actividad por el virus

El padre Lorenzo pasea por el claustro del monasterio de Sobrado el jueves MIGUEL MUÑIZ
Miguel Ruiz de Arcaute

Miguel Ruiz de Arcaute

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El albergue del monasterio de Sobrado , en La Coruña, cerró sus puertas el pasado 11 de marzo. Aunque faltaban aún tres días para la emisión de la orden ministerial que decretara el estado de alarma, eran varios los peregrinos que por esas fechas arribaban al cenobio para pasar la noche antes de reanudar su marcha hacia Santiago, como manda la tradición. Desde entonces, la paralización de una actividad que deja millones de euros cada año en España es total, al igual que la incertidumbre sobre su futuro.

Las 120 camas del albergue, por las que pasan alrededor de 10.000 personas cada año lucen estos días desprovistos de sus colchones habituales. Lo mismo ha ocurrido con la hospedería, la tienda de recuerdos y, en definitiva, cualquier contacto del exterior. Todo ha sido suspendido hasta nuevo aviso. El padre Lawrence (o Lorenzo, como se hace llamar en España), responsable del alojamiento, se encuentra a la espera de conocer cuándo y en qué condiciones podrán reabrir. «Ahora mismo no veo cómo podríamos reorganizarnos con las nuevas medidas de distanciamiento. ¿Cómo van a comer nuestros huéspedes, por ejemplo, si no se pueden compartir espacios comunes, como el comedor? No lo sé, lo veo poco practicable», reflexiona con marcado acento este londinense próximo a los 60 años que lleva alrededor de 25 en España.

Para el monje, una de las soluciones para salvar la dura caída y tener margen suficiente para recuperarse del golpe sería prorrogar el Xacobeo un año más, hasta 2022 . Se trataría de una medida con algunos precedentes, por ejemplo la Guerra Civil, por lo que en una situación de excepcionalidad como la actual no resultaría en su opinión tan descabellado. «No veo nada estrafalario en hacerlo. La gente tendría así más tiempo para organizarse, económicamente también sería beneficioso en todos los sentidos... Y, aparte, nadie se va atrever a venir hasta que no tengan la certeza de que esto es seguro», recalca. El Arzobispo de Santiago ya ha escrito al Vaticano, por lo que será la Santa Sede quien tenga la última palabra.

Los comercios y locales de hostelería por los que pasa el Camino también se han visto castigados por la crisis, si bien algunos se verán más mermados que otros cuando tengan la posibilidad de reabrir por la desaparición del peregrinaje. El bar Bareta, en la parroquia coruñesa de Boente, no es sin embargo uno de ellos, ya que la mayor parte de la afluencia de caminantes se concentra en los otros tres bares del núcleo, los cuales funcionan también a modo de albergues. «Mi hija, que es enfermera, me dice que esto va todavía para largo», afirma con melancolía la dueña, Socorro López. Su marido, que es taxista, sí que trabaja algo más con ellos, matiza. Lo que sí tiene claro es que el día 11 mantendrá la persiana bajada porque aún no le resulta rentable levantarla. «¿Para qué voy a hacerlo?».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación