El peor mes de la pandemia
Coronavirus Galicia: infectados e ingresados en UCI se multiplicaron por cuatro en enero
La presión asistencial deja a La Coruña al borde de derivar pacientes a Lugo, antes de activar el hospital de campaña
Tras revisarse las restricciones dos veces, se contienen los contagios, pero la presión asistencial sigue su escalada

Enero de 2021 quedará registrado en los libros de Historia como el mes en que el Covid dio una bofetada de realidad a cualquier expectativa medianamente optimista . El comienzo de la vacunación, unida a la fatiga pandémica, la relajación navideña y la necesidad de dejar atrás un 2020 funesto, conspiraron para infundir la sensación de que lo peor quedaba atrás. Nada más lejos de lo que se estaba gestando. La anunciada tercera ola llegó, como se esperaba, pero con una crudeza difícil de anticipar. A lo largo de los 31 días que se cerraron ayer, tanto los casos activos como los ingresados, y en la misma proporción los más graves, en UCI, se multiplicaron por cuatro.
El 1 de enero, con datos de la última jornada de 2020 a las 18 horas, los registros del Sergas consignaban 5.777 infectados por Covid. Ayer, con información recabada la víspera, se alcanzaron los 22.608. Un cálculo sencillo revela que se multiplicaron más de 3,9 veces desde que el día de Reyes se inició una escalada que no ha encontrado freno. Al menos, un consuelo: en la última jornada el desfase de positivos fue de 97. En los días más adversos, en el pico de esta oleada, los saltos llegaron a moverse en el millar de casos. Hay, de todas formas, una explicación lógica: el volumen de contagios de las últimas semanas ha sido tal que, una vez rebasado el período necesario para afrontar la enfermedad, ahora se acumulan también las altas. Nada menos que 1.225 en 24 horas. Una cifra tan abultada que atempera los 1.331 nuevos contagios.
Lo verdaderamente relevante es que las infecciones parecen haber amainado , por debajo de la horquilla de los 1.400-1.600 de fechas previas. Esto, a su vez, tampoco da pie a confiarse, porque de esas nuevas infecciones, 1.185 fueron localizadas a través de 12.580 PCR. Y la positividad de estas pruebas no solo sigue en valores muy altos, sino que ganó tres décimas, hasta los 9,6%.
La prueba más palmaria de que aún quedan «semanas muy duras», como se ha venido reconociendo estos días desde la Xunta, con el presidente Feijóo a la cabeza, es que la presión asistencial sigue su ascenso . Nada fuera de lo normal, dado el denominado decalaje, el tiempo de demora desde que se incrementan los contagios hasta que se traducen en ingresos hospitalarios. El de 1 de enero la red de centros gallegos daba cabida a 55 enfermos en UCI y 290 en planta; en total, 345. El mes acaba con 1.362 -232 en Cuidados Intensivos y 1.130 de menor gravedad-, un montante que multiplica el del inicio del mes por 3,95. En el caso de las UCI, el incremento es aún mayor: se multiplica por 4,2.
La situación es especialmente delicada en el área coruñesa, donde se ha pasado de 1.091 a 6.020 infectados en enero. Pero lo es, sobre todo, por la tensión asistencial a la que está sometida. Con 84 pacientes en UCI (75 en el CHUAC), concentra un tercio de todos los de la Comunidad. De ahí que el gerente del Sergas, José Flores, admitiera ayer que el margen antes de activar el hospital de campaña es «cada vez menor» . Si bien el hospital herculino «aún tiene capacidad de expansión», ésta empieza a agotarse, inmerso en una «fase 3 muy avanzada». En estos momentos restan 20-25 camas para pacientes críticos. Flores reconoció en Radio Galega que «estamos contemplando, por supuesto que sí», la posibilidad de activar el hospital de campaña. Pero no sería un mecanismo inmediato. «De seguir así, una vez entre en una fase 4, tiene todavía unos días por delante en los que habrá que hacer cosas. Entre esas cosas será derivar pacientes, inicialmente al hospital de Lugo», detalló. «Al final de esa fase 4 tendríamos que irnos fuera del hospital».
Ferrol, con 1.779 casos activos, 25 pacientes en planta y 160 en UCI, también está en una fase 3 avanzada, pero «consiguió un poco de desahogo en cuanto a derivación de pacientes» a Pontevedra, Lugo e, incluso, con anterioridad, a La Coruña, concretó Flores. Aquí el hándicap lo da la menor estructura y capacidad. Pontevedra (2.455 infectados, 30 en UCI y 124 en planta) ya derivó pacientes el sábado hacia Vigo, que «tiene una situación bastante relajada, entre comillas», porque aún posee «capacidad para asumir muchos más pacientes» . Con 3.851 enfermos, de 175 ingresados, solo 21 son críticos.
Al límite
El estrés asistencial, fruto de un mes con el virus en cotas inéditas, ha llevado la gerencia coruñesa a una situación «límite» y al Sergas a activar la contingencia de concebir toda Galicia como un «hospital único» , en el que los traslados, incluso a otras provincias, estén a la orden del día. Todas las áreas están en fase 3. Véase el caso de Santiago, con 42 pacientes en UCI y 141 en planta, 3.425 infectados. O el de Orense (13, 171 y 2.949, respectivamente). El desahogo, con esas comillas que usó Flores, es mayor en Lugo (19, 54 y 2.129).
El virus, a lomos de una «transmisión comunitaria» que se admite sin ambages en el servicio autonómico de salud, se ha propagado con una intensidad especial en la comarca coruñesa, pero no se salva ninguna provincia. Está por ver hasta qué punto auxiliado por las nuevas cepas (con datos de este fin de semana, menos de una veintena de casos entre la británica y la sudafricana). Permeables como son al status quo de la sociedad, este repunte se ha notado en las aulas. El 9 de enero, al reiniciarse el curso, los casos activos se situaban en 1.033, cuando marcaban 846 antes de las vacaciones. Este pasado sábado llegaron a 3.725.
En las residencias sociosanitarias se ha suavizado el impacto a medida que se ha ido inmunizando a residentes y profesionales, la mayoría ya con las dos dosis de la vacuna administradas. Aún así, los datos hablan por sí mismos: de 135 ancianos infectados el 1 a 435 el 31; quienes les atienden, de 111 a 243. En centros para personas con discapacidad no había residentes contagiados y ayer subieron a 108; los profesionales pasaron de tres a 50. Las vacunas, además, ofrecen la esperanza de reducir unas cifras de fallecimientos desorbitadas: de 1.400 decesos en el parte del primer día de enero a concluir este domingo con 1.775, 375 más.
Mientras el virus se propagaba, la Xunta, de la mano del comité clínico, actualizó hasta en dos ocasiones las restricciones . La última, en vigor desde el pasado miércoles, con una duración de tres semanas, para decretar un confinamiento «de facto», al cerrar todos los municipios y la hostelería y restringir la actividad no esencial y las interacciones de no convivientes. En los 313 concellos, sin distinción. Con casi 290.000 PCR realizadas este mes, en el Sergas se entiende que el pico de esta ola ha quedado atrás. Pero sigue la presión. Enero fue demoledor, pero febrero tampoco será benévolo.
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