Nuevas restricciones
Coronavirus Galicia: la Xunta promueve un confinamiento «de facto» con mínimo contacto social
Se restringen las interacciones a la burbuja familiar y se clausura la actividad no esencial desde las 18.00
Cierre total de la hostelería, el deporte y la cultura, con los 313 municipios sometidos a blindaje perimetral
La Xunta oprimió este lunes el botón que activa el «nivel máximo de protección» ante el Covid. En apenas unos minutos, Alberto Núñez Feijóo anunció una batería de nuevas restricciones, que entrarán en vigor a partir de la próxima medianoche, que allanan el camino para incitar a los gallegos a imponerse el autoconfinamiento «de facto» que no había calado con medidas más blandas. Al reducir las interacciones sociales a la unidad convivencial, confinar los 313 municipios, cerrar la hostelería y limitar hasta las 18 horas, de lunes a viernes, la actividad comercial no esencial, lo que se busca fomentar es que, de una vez por todas, se asuma el peaje de la tercera ola. En pocas palabras, quedarse en casa y salir únicamente para lo que resulte imprescindible. Recordando que sigue activo de 22 a 6 el toque de queda.
En San Caetano, de la mano del comité clínico, se entendió, a la vista de los datos de incidencia, que lo que llegaron a «rogar» los sanitarios no se estaba alcanzando de motu proprio. Y se resolvió precipitar los acontecimientos, dictando las medidas más duras de los últimos meses por un espacio «mínimo» de tres semanas. Hasta la medianoche del 16 al 17 de marzo, como poco, se abre un nuevo escenario que aboca a que «los ciudadanos se recojan cuanto antes» y permanezcan en la burbuja familiar «en momentos que no trabajen o no necesiten hacer compras necesarias».
Tras un preámbulo en el que hizo hincapié en que el aumento de contagios resulta «completamente inasumible», y subrayó que la «ventaja comparativa» de Galicia con respecto a la media de España «carece de relevancia», Feijóo justificó las nuevas medidas, esas que «a nadie le gusta» adoptar, él incluido. Una ecuación en la que hay que sumar, a los baremos que tienen en cuenta los expertos sanitarios, la lentitud con la que avanza la vacunación y la irrupción de nuevas cepas. Un cóctel que está propiciando «momentos especialmente duros, o quizás tan duros como cualquier momento más duro de todo este año», que obligan a «seguir reforzando» las restricciones. Que «son para toda Galicia», subrayó, de tal forma que «toda la Comunidad debe moverse en el nivel de restricción máxima». Adiós a los dos niveles, no digamos ya los cuatro.
Al alcance de la Xunta quedaba apenas una vuelta de tuerca por darse y se dio. Desaparece el tope de no convivientes que pueden celebrar encuentros, que bajo ningún concepto podrán darse en bares o cafeterías, pero tampoco en el ámbito de la intimidad. Remarcó Feijóo la naturaleza «obligatoria» de la medida, como quedará plasmado hoy vía decreto.
El ocio, aparcado
Quien se desplace podrá hacerlo solo dentro de los límites de su municipio, ya sea en Vigo, la ciudad más poblada, o en el rural orensano. Salvo que medien motivos de trabajo, docentes o para acudir a un centro sanitario. Supermercados, farmacias y talleres mantendrán sus puertas abiertas como hasta ahora, hasta las 21.30, pero el resto del comercio echará la persiana pronto, tres horas y media antes. Unido al cierre «total» de la hostelería, se refuerza el mensaje de poner fin a los movimientos por mero ocio.
Acorde con un momento crítico de la pandemia, todo lo que no se considera de «primera necesidad» se sacrifica en aras de reducir los contagios, aminorar la presión asistencial y frenar la mortalidad. Paga el pato la hostelería, a quien la Xunta amortiguó el golpe la semana pasada con su segundo rescate; pero también la cultura -adiós, hasta nuevo aviso, a museos o bibliotecas- y el deporte, que se restringe a lo puramente individual.
Hasta el sistema educativo, uno de los intocables, a diferencia de la primera ola, sufre restricciones. Se mantienen las clases, como hasta ahora, hasta secundaria, incluido este nivel, pero las universidades no las reanudarán hasta el 8 de febrero, y desde ese día al 17, la enseñanza será telemática. A partir de esa fecha se evaluará la posibilidad de que los alumnos puedan volver a pisar los campus. En el ámbito laboral, llamamiento a retomar el teletrabajo en la medida de lo posible: la Xunta dará ejemplo.
Mensajes al Gobierno
Hasta ahí llegó el Ejecutivo gallego porque hasta ahí alcanzan sus competencias. Como en días previos, Feijóo trasladó el mensaje de que este es el radio de acción mientras el Gobierno siga maniatando a las autonomías; a pesar del «clamor» con el que se viene pidiendo, desde la mayoría de gobiernos regionales, ampliar el toque de queda. Insistió el mandatario en que «el Gobierno está a tiempo de rectificar y espero que lo hagan», y advirtió de que tienen previsto insistir en el consejo interterritorial de salud. En paralelo, demandó un «consenso nacional» que fomente «limitar las interacciones en los centros laborales».
Las medidas más extremas, véase hospitales de campaña, están, en este punto, aparcadas. «De momento no tenemos previsto desplegar esos hospitales» de refuerzo, indicó ayer Feijóo a pregunta de este diario, si bien «tenemos perfectamente medido y previsto, en caso último, hospitales de campaña, sobre todo en La Coruña y, secundariamente en Santiago». «Nos estamos arreglando con las camas que tenemos en los hospitales de Lugo y Vigo, que son básicamente hospitales de apoyo al resto de hospitales de la red (...). Nuestro compromiso inicial es rotar en esos hospitales y beneficiar a aquellos que tienen niveles de saturación mayor», resumió Feijóo.
Asumió el «enorme impacto» y «coste» de estas restricciones, «demoledor» para quien ha de cerrar. Pero pidió y esperó comprensión. También colaboración: ser «implacables» con quienes no cumplen, «ni un ápice de condescendencia». Lo que no quiso fue generar «falsas expectativas». «No puedo garantizarles que lo que hoy les pido sea el último esfuerzo», advirtió.
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