Coronavirus
La tasa de positividad se desboca y el comité planteará nuevas restricciones
Sanidade habla de una «subida explosiva de casos» e insiste en la importancia de acudir a los cribados. Feijóo descarta el toque de queda y los cierres perimetrales, porque la presión en los hospitales sigue siendo baja
Una «subida explosiva de casos» . Ese es el resumen de la fotografía pandémica de Galicia en pleno mes de julio, pese a que las cifras empiezan a recordar a los peores momentos del mes de febrero, cuando la tercera ola cogía fuerza tras las celebraciones navideñas. Con un nuevo récord de contagios desde el inicio de la desescalada — 742 en concreto atendiendo a los últimos datos aportados por el Sergas — lo que más preocupa es la tasa de positividad, que sigue disparada y que ayer alcanzó cotas del pasado invierno: hasta un 13 por ciento de casos positivos (13 por cada cien pruebas realizadas) cuando hace solo unas semanas no se movía del 1,5 o el 2 por ciento.
Para el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, «cualquier agrupación de personas» es «preocupante» en estos momentos. Más aún cuando la mayoría de las infecciones se están produciendo en grupos de edad de entre 12 y 29 años a los que no ha llegado ni la primera dosis de la vacuna. En sintonía con él se posicionó este martes el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que también valoró los malos datos, aunque poniéndolos en su contexto: «En la situación actual que vivimos en Galicia no contemplo toques de queda . Puede haber algún municipio pequeño que nos preocupa, pero son cuestiones absolutamente aisladas. En este caso, antes hablaríamos de aforos y horarios que de toques de queda», manifestó el mandatario consciente de que la escalada de infecciones en la calle no está repercutiendo en los hospitales. «Hoy un índice de 700 es menos grave que un índice de 450 hace un mes , porque se ingresa diez veces menos en la UCI y cuatro veces menos en planta hospitalaria que antes» explicó Feijóo para adelantar que el sanedrín de expertos, reunido ayer, deberá ajustar sus protocolos a esta nueva realidad.
De ahí que se dé por hecho que, tras el habitual encuentro de los martes, hoy se anunciará una modificación en el nivel de restricciones vigente, sin descartar nuevas medidas en cuanto a las reuniones de no convivientes y a las normas que rigen en los grandes eventos. Entre las modificaciones podría estar la obligatoriedad de presentar un test negativo o un certificado de vacunación para asistir a algunos eventos, como ya ocurre con el ocio nocturno en los concellos que están en nivel medio. También se podría limitar el número de personas en las reuniones, como cortapisas a un virus que se disemina con rapidez en fiestas y celebraciones en las que las medidas antiCovid se incumplen.
Comesaña, que acuñó la definición de «subida explosiva», reiteró la llamada a los más jóvenes para que acudan a los cribados masivos que la Xunta está convocando a lo largo y ancho de la Comunidad con la intención de aflorar asintomáticos de la enfermedad, recordando que en algunos llamamientos la adherencia no pasó del 30 por ciento. Sobre esta baja participación, Feijóo fue rotundo: « Eso es un síntoma malo para el control de la pandemia , porque si esas personas no acuden porque tienen miedo a ser cuarentenados, evidentemente es que tienen algún síntoma y si tienen síntomas, y no se diagnostican y no se cuarentenan, están contagiando a los demás». « Es un acto de una enorme insolidaridad con la Comunidad y un acto de irresponsabilidad individual y personal», espetó el presidente. También se pronunció sobre la deriva actual el vicepresidente Alfonso Rueda, que indicó que aunque la situación sanitaria es lo principal, la idea es «compatibilizar el ocio y la salud». «Si hace falta ir más despacio, iremos más despacio, pero volver atrás es demoledor» , aseveró en alusión a la economía de la Comunidad y a la ansiada remontada estival. «El Ejecutivo gallego va a intentar compatibilizar las dos cosas hasta donde se pueda» aclaró Rueda al respecto del cambiante escenario en el plano sanitario.
Con los números sobre la mesa, la situación no pinta bien. Los casos activos eran 5.684, lo que implica un ascenso por vigésima jornada consecutiva. Con respecto a hace solo una semana, suponen 3.000 infectados más, teniendo en cuenta que siete días atrás había 2.638 con la enfermedad. Estas cifras sostienen una escalada progresiva que se inició a finales del pasado junio, cuando Galicia rompió la buena racha que llevaba semanas atesorando y que mantenían los contagios diarios pro debajo del centenar y la positividad por debajo del 2 por ciento. Los datos de la gerencias sanitarias confirman que del empeoramiento no se libra ningún área, con un aumento de las infecciones en las siete: Vigo (+212), Pontevedra y O Salnés (+136, Orense (+112), La Coruña y Cee (+70), Santiago y Barbanza (+42), Lugo (+29) y Ferrol (+25).
La buena noticia, por el momento, proviene de la red de hospitales de la Comunidad, donde la cifra de ingresados sigue contenida pese a la explosión a pie de calle. Ajenos por ahora al ascenso de casos entre la población más joven, el número de personas ingresadas en unidades de cuidados intensivos a causa del Covid descendió hasta las diez (la mitad de ellos por debajo de los 40 años) y también bajaron las que se encuentran hospitalizadas en planta, 53 atendiendo a los últimos informes. Por su parte, son 5.621 los pacientes en seguimiento en sus domicilios, con sintomatología leve o asintomáticos. En cuanto a la peor cara de la pandemia, la de pérdidas humanas, no se contabilizan fallecidos desde que el pasado miércoles el Sergas comunicó la muerte de una mujer de solo 38 años en La Coruña. Ella fue la víctima número 2.439.
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