José Luis Jiménez - PAZGUATO Y FINO

El complejo del aceite

En el Parlamento gallego hubo algo de eso durante la presentación de los discursos del expresidente Touriño

En toda familia existe el cuñado pelmazo que tiene razón en toda conversación que se tercie. No hay quien le discuta porque sabe más que nadie, incluso si la discusión es sobre física cuántica y el bendito no acabó el bachillerato porque descubrió su vocación en la pintura de brocha gorda. Es el complejo del aceite: quedar por encima del resto de elementos a toda costa. Ayer en el Parlamento gallego hubo algo de eso durante la presentación de los discursos parlamentarios del expresidente Emilio Pérez Touriño.

Podría entenderse que el PP gobernante caía en un cierto ejercicio de cinismo al reconocer la dialéctica del último socialista que habitó Monte Pío, pero a veces el paso del tiempo disuelve las rencillas. Eso pretendía al menos Alberto Núñez Feijóo, que reconoció su dura oposición al homenajeado —sin la cual hoy no sería él presidente, cabría añadir—. No era ayer el momento para recuperar los mensajes desabridos de la etapa del bipartito ni tampoco de la rocosa campaña de 2009. El protocolo imponía un cierto decoro institucional.

Pero ni Touriño ni su prologuista, el periodista Fernando Salgado —alto cargo del bipartito, fichado para que el entonces presidente tuviera una relación fluida con el diario de mayor difusión de Galicia— lo debieron entender así y aprovecharon sus intervenciones para la reivindicación de las bonanzas de aquel gobierno. Es un pecado entendible pero perverso: si solo se narran las luces y se muestra una parte interesada del retrato, la pregunta inmediata es cómo los ciudadanos gallegos no revalidaron su confianza en aquel gobierno cuando fueron llamados a las urnas. Si el Ejecutivo de Touriño logró cifras récord de empleo, si las libertades y los progresos sociales alcanzaron estándares nunca antes vistos, si Galicia era más feliz, ¿por qué los socios del bipartito se dejaron 70.000 votos y el PP subió más de 30.000 hasta recuperar la mayoría absoluta? Ah, claro, la teoría de la conspiración de la derecha mediática... ¡Qué útil es un enemigo externo para tapar las vergüenzas propias!

Lo importante era quedar por encima, y a Touriño no le importó pasar por alto las tensiones diarias con su socio, su falta de autoridad sobre los conselleiros nacionalistas, el uso caciquil de los fondos y medios de comunicación públicos... Es entendible que la memoria es selectiva cuando uno ha de escribir su propia biografía. En ella todavía hay preguntas sin responder formuladas por ABC. Las contestaron los ciudadanos en las urnas.

No todo fue negativo en aquel bipartito, vaya por adelantado. Aquel paréntesis sirvió para empujar al PPdeG a una renovación profunda de cuadros y discurso, y abrió las ventanas de la administración autonómica, probablemente viciada tras el largo fraguismo. Ya es más de lo que puede decirse de Andalucía...

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