Cidadáns: casi todo por hacer

Desconozco si la cercanía de Francisco Vázquez al partido Ciudadanos/Cidadáns hay que medirla en términos de militancia, simpatía, afinidad, promesa de voto o compromiso sin especificar. No es, en todo caso, un apoyo reciente: quedó de manifiesto hace cuatro años, cuando el partido de Albert Rivera se presentó en La Coruña, y acaba de ratificarse hace unos días con su participación en la conferencia coloquio celebrada en el Palacio de Congresos de la capital herculina.

Independientemente del mayor o menor grado de compromiso, la afinidad del veterano dirigente del PSOE (partido al que se afilió antes de que fuese legalizado), alcalde coruñés por mayorías aplastantes, diputado en siete legislaturas, senador, embajador de España cerca de la Santa Sede y, sobre todo, persona dotada de enorme olfato político y de extraordinaria empatía, es un factor que, cuando menos en la capital coruñesa, puede inclinar decisivamente una confrontación electoral. Quien conceda a ese dato un valor meramente anecdótico se equivocará.

Pero, además, el caso de Paco Vázquez empieza a no ser excepcional en el resto de España. Otros políticos con reputado pedigrí socialista (Nicolás Redondo Terreros, Rosa Díez) y personalidades de relevancia intelectual (Vargas Llosa, Fernando Savater, Andrés Trapiello, Félix de Azúa) no ocultan sus afinidades con la opción que representa Ciudadanos.

En Galicia, sin embargo, al partido de Albert Rivera le cuesta trabajo encontrar su sitio, a pesar de que no le falten adhesiones personales de prestigio. Pero le queda por hacer mucho trabajo de divulgación de ideas y proyectos, para lo cual será imprescindible penetrar en el complejo tejido conservador de esta comunidad autonómica, una parcela muy abonada y muy trabajada por el PP. A esto hay que añadir la carencia de líderes con mediano tirón (pedir más sería excesivo). Digámoslo sin rodeos: el caso de quien fue el mejor alcalde coruñés de la democracia es excepcional. Por ahora, la presencia de Ciudadanos/Cidadáns en las instituciones gallegas es meramente testimonial y, además, demasiado gris y anodina. Por desgracia para el partido, no hay muchos Paco Vázquez dispuestos a echar una mano.