Chute de realismo

Es de agradecer que la izquierda gallega se haya quitado ya la careta y renuncie a seguir con sus soflamas de que representan una nueva forma de hacer política. En un chute de realismo ejemplar las distintas marcas de ese espacio político encaran las elecciones autonómicas con proyectos caducos y desfasados y nadie mejor para representar esa oferta electoral que algunos de los políticos más añejos de todo el panorama político nacional.

La clientela socialista debe estar ilusionada por lo revolucionaria que puede llegar a ser una candidatura con Méndez Romeu al frente. Un personaje que será capaz, sin duda, de aportar una gran frescura a la política gallega tras 30 años ya a sueldo de los contribuyentes. El exconcejal de Paco Vázquez es de esos políticos, además, que pueden enorgullecerse de una hoja de servicios sin mácula. ¿Quién se va a acordar de los millones que despilfarró en el bipartito en unas suntuosas reformas de unos despachos? Que aun así sea la opción más sensata que tiene el PSdeG para liderar sus listas en los comicios gallegos es muy indicativo de cómo está el socialismo gallego actual.

Con todo, quizás Romeu no sea el candidato más veterano de los que concurran a las próximas elecciones. La guerra civil por el poder en el rupturismo podría acabar situando otra vez a Xosé Manuel Beiras como cabeza de cartel. Iba a ser curioso verlos repetir el mantra del «cambio de régimen» con un político que lleva más de cuatro décadas viviendo a cuenta del sistema.

La única cara nueva en la izquierda será la de la candidata del Bloque. Pero será lo único nuevo en esa oferta electoral. En realidad daba igual quien encabezase la lista. La UPG se ha garantizado el control total del frente y están dispuestos, ahora sí, a enfrentarse a las urnas a cara descubierta con un proyecto político verdaderamente innovador, el mismo que fracasó hace medio siglo en medio planeta.

Es acongojante lo rancio que resultan las distintas ofertas electorales con las que concurrirá la izquierda a las próximas elecciones. El drama es imaginarse cómo pueden pretender además presentarse conjuntamente como una alternativa para Galicia. El esperpento en que se ha convertido estos meses la gobernabilidad de La Coruña, Santiago o Ferrol puede acabar siendo una broma al lado de una coalición a nivel autonómico de socialistas, rupturistas y nacionalistas.