Sanidad
El CHUS introduce en Galicia una nueva técnica para tratar las metástasis hepáticas
Se trata de una alternativa terapéutica, de abordaje completo, que permite reducir hasta 8 veces la duración del tratamiento con un grado de éxito mayor en la recuperación
El Servicio de Cirugía General y Digestiva de la Gerencia de Gestión Integrada del Hospital Clínico Universitario junto con la Universidad de Santiago de Compostela ( USC ) han introducido en su lista de tratamientos una técnica quirúrgica revolucionaria para tratar las metástasis hepáticas. Un método abordaje completo que evita la insuficiencia hepática (tras una hepatectomía) y permite la resección en pacientes con enfermedad localmente avanzada, considerados previamente irresecables debido a sus altas probabilidades de recaída o enfermedades derivadas.
Impulsada por Manuel Bustamante , médico y profesor de Medicina en la USC, la técnica abarca una serie de intervenciones para el abordaje de metástasis hepáticas múltiples, de gran tamaño o mal situadas; coloquialmente, tumores cancerígenos en órganos internos que pueden derivar en cáncer de hígado.
Según ha informado la Gerencia del complejo hospitalario, esta alternativa terapéutica ya ha sido aplicada con éxito en dos pacientes. Uno padecía cáncer de recto y otro metástasis hepáticas masivas y pulmonares.
Nuevo procedimiento de operación
Este proceso se denomina «Asociación de la partición hepática y ligadura de la vena portal para hetatectomía diferida» resumido en las siglas inglesas «ALPPS» y se basa en dos intervenciones quirúrgicas y un análisis previo.
El análisis previo estudia y recoge los datos volumétricos de la zona afectada del hígado, para comprobar si el órgano tiene un volumen suficiente para sobrevivir y funcionar tras la extirpación (por encima de un 30%).
La primera de las intervenciones consta, básicamente, en aislar de la circulación sanguínea de la parte afectada del hígado, logrando así prevenir la diseminación del cáncer a otros órganos. Esto se realiza mediante su partición en dos, parte afectada y parte sana, y llevando a cabo una ligadura en la vena porta -entre los músculos de la superficie interior del hígado- en la sección dañada. Ello consigue cortar el riego sanguíneo, con el objetivo de anular las funciones vitales del sector agravado. Con lo cual, al cabo de un periodo que oscila entre una semana y diez días, esta parte del hígado debería quedar totalmente inactiva.
La segunda de las intervenciones consiste en analizar mediante un TAC los resultados de la actuación anterior. En ella se observa la evolución. Si el volumen alcanzado por el hígado remanecente entra dentro de los niveles aprobados, se pasará a extraer la porción inerte del órgano mediante una segunda operación.
Reduce los plazos
En la metodología anterior que trataba estos casos el abordaje del paciente podía alargarse en una espera que iba de ocho a diez semanas. «En muchos de los casos, ya no podía llegarse a operar al paciente» explica el Doctor Bustamante. «Con esta nueva técnica, la hipertrofia se consigue en tan solo siete o diez días», añade.
La clave y diferencia de la nueva técnica con respecto a la tradicional es que mediante las dos intervenciones en diferido se consigue que el hígado hipertrofie en siete días, de forma que la parte afectada queda desconectada y la parte sana puede regenerarse y alcanzar el tamaño necesario para sobrevivir. Esto asegura una probabilidad mayor de evitar una posible reaparición de tumores malignos, dado que se aísla y extirpa el foco principal que ha causado la enfermedad.
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