Fin del carbón
Cerceda despide a Meirama sin tener claro su futuro
Naturgy asegura que aún estudia una planta de gas que el comité cree que no se hará
Los últimos empleados de la central térmica de Meirama, situada en el municipio coruñés de Cerceda, comenzaron la semana pasada a limpiar tuberías y desmontar equipos para que la planta pueda desmantelarse. El pasado martes, tras 40 años quemando carbón para producir electricidad, Meirama dejó de estar operativa . Fue una de las primeras siete centrales españolas que se desconectó de la Red Eléctrica, pero en los próximos meses irán haciéndolo el resto de térmicas. El carbón ha dejado de ser rentable para producir energía debido a los altos costes que deben asumir las eléctricas por lanzar a la atmósfera miles de toneladas de CO2 y otros contaminantes responsables del cambio climático .
La sentencia de muerte de Meirama la comunicó Naturgy en enero de 2019 . La compañía presidida por Francisco Reynés decidió cambiar de estrategia y no realizar las inversiones que había prometido para adaptarse a las exigencias de la Unión Europea para reducir los contaminantes y poder seguir operando hasta 2035. Naturgy prometió entonces una inversión de 80 millones de euros en la zona. Una parte iría destinada al desarrollo de nuevos parques eólicos, con una potencia de unos 70 megavatios. «Estos proyectos se encuentran ya en fase de tramitación», informa la compañía.
También se comprometió a desarrollar un centro avanzado de gas renovable en la zona. En vez de carbón, e n Cerceda empezaría a incinerarse residuos ganaderos y orgánicos industriales (residuos pesqueros, conserveros, lácteos, etc) para producir electricidad. Pero año y medio después del anuncio, el proyecto continúa en estudio, según informa la eléctrica a ABC . Los trabajadores, sin embargo, están convencidos de que la nueva planta no se construirá. «Nos han comunicado ya que no es viable», explica Miguel Iglesias, presidente del comité de empresa de Meirama .
En la central térmica quedan actualmente 37 personas de plantilla directa, tras las salidas que ya se han producido en los últimos meses. Una veintena de ellos se han acogido al plan de prejubilaciones de la empresa para los mayores de 55 años. Seis van a quedarse para los trabajos de desmantelamiento de la central, que se prolongarán durante varios años. Naturgy aún sigue esperando la autorización de cierre, que debe conceder el Ministerio de Transición Ecológica. A los 11 restantes se les ha prometido un puesto de trabajo, pero fuera de Galicia. «Nos van a hacer una oferta de una vacante probablemente para marcharnos a Valladolid, Ciudad Real o Burgos», afirma el presidente del comité.
Pero la plantilla de Naturgy no es la más afectada por el cierre. Junto a ellos, desde hace más de 25 años, trabajaban medio centenar de compañeros de empresas auxiliares. Para ellos no hay ninguna solución prevista. «Hemos solicitado a la empresa que se recoloquen por lo menos para los trabajos de desmantelamiento de la central, pero no ha podido ser», lamenta Miguel Iglesias.
El futuro del empleo en la comarca pasa también por l os planes de transición firmados por las eléctricas, los sindicatos y el Gobierno central para intentar buscar alternativas de reindustrialización ante el cierre de las centrales. España recibirá 375 millones de euros de la UE y desde el comité calculan que la zona de Cerceda podría recibir unos 50. Pero todavía no está claro a qué se destinarán estos fondos. Iglesias asegura que la experiencia del plan Miner, que se puso en marcha cuando se cerró la mina fue nefasta. «No se creó ningún puesto de trabajo», asegura. El comité también reclama a Naturgy el plan de acompañamiento para el cierre de la central, en el que se recogen otras alternativas para los terrenos de Meirama. «En una reunión con la empresa nos han comunicado que piensan instalar una planta de reciclaje para Sogama , pero el documento no nos lo entregan», indica. Naturgy posee el 49% de la empresa de gestión de residuos situada en el mismo municipio y la Xunta el 51% restante. Los trabajadores reclaman que si finalmente se acomete esta nueva planta los reubiquen en Cerceda en unos años.
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