Galicia
Cazadores y modistas entre los neandertales de la Cueva Eirós
Los últimos trabajos en el yacimiento hallan restos de ciervos que servían para vestirse
Campaña tras campaña, la Cueva Eirós sigue arrojando luz sobre la oscura Prehistoria y sus pobladores en Galicia. Las últimas excavaciones realizadas durante el pasado verano en esta gruta de Triacastela, en una ladera del monte Penedo, han permitido a los arqueólogos localizar utensilios y herramientas que sitúan a sus pobladores como cazadores capaces de trabajar las pieles animales para, entre otros usos, fabricar vestimentas.
«Los neandertales muestran estrategias muy avanzadas», explica a ABC Arturo de Lombera, el responsable de la excavación que lleva a cabo el Grupo de Estudios para la Prehistoria del Noroeste, Arqueología, Antigüedad y Territorio de la USC, «sobrevivieron a cambios climáticos, eran grupos muy adaptados al medio y practicaban una caza oportunista» , centrada por ejemplo en ciervos, «a otra más generalizada». Esta capacidad de diferenciar una actividad de otra «habla de la complejidad de su comportamiento».
«Se encuentran indicios, que no evidencias, de que alguna de estas herramientas, como raspadores, muestran huellas de uso que se relacionan con trabajo de pieles que los neandertales dejaron curtir y secar», expone el investigador, «inferimos que eran pieles que se usaban para vestimentas o bien se preparaban para eventos».
En Eirós, los investigadores tienen confirmada la presencia tanto de neandertales como de homo sapiens en dos periodos diferenciados. Los primeros, de los que se han hallado restos de herramientas en piedra —principalmente cuarcita y cuarzo—, habitaron la Cueva en el Paleolítico medio, en un horizonte temporal de hace 45.000 años . De los segundos, que se cree poblaron esta zona en el Neolítico hará unos 10.000 años, ha quedado testimonio gráfico: el arte rupestre localizado e identificado en Eirós. «Por las herramientas encontradas, unas se corresponden a neandertales y otras a sapiens», detalla Lombera.
La presencia humana en la Cueva Eirós en grupos «de diez o doce miembros» es inferida indirectamente por los utensilios hallados en el metro y medio de profundidad excavado en estos doce años de actividad en el yacimiento. Quedan dos metros más de sedimento por explorar. El objetivo de los arqueólogos «es encontrar restos humanos» que confirmen sus teorías, ya sea a través de huesos o bien localizando «restos de ADN en los sedimentos para poder identificar la presencia de ADN humano, independientemente de si hay restos fósiles». La búsqueda se centra en la localización «de tejidos con proteínas, con colágenos , restos microscópicos que quedan atrapados en el sedimento» que son difíciles de identificar «pero que se ha conseguido en otras cuevas» prehistóricas.
Según reconoce Lombera, «Cueva Eirós nos ha dado mucho» a los paleontólogos . «Es la secuencia más completa del noroeste en neandertales y sapiens, y solo por eso es importante», subraya, «fue el primer yacimiento en Galicia con arte rupestre», pero se muestra convencido de que «saldrán más».
«Sabemos que hay más cuevas», avanza el jefe del yacimiento, «el futuro pasa por investigar otras, pero tienen que cumplir determinadas condiciones de habitabilidad, que estén orientadas al sol, que sean espacios amplios y no sean húmedas y oscuras». Las once personas que componen su equipo —este verano reducidas a seis para cumplir con la distancia de seguridad que exigió el Covid— tienen un horizonte fértil. El pasado les espera, enterrado.