Juan Soto - El garabato del torreón

Un cartel contra el tópico

Por lo visto, a algunos lucenses no les ha gustado el cartel ganador del concurso del Concello

Si algo no necesitan las fiestas patronales de la ciudad de Lugo es publicidad y propaganda. No porque no merezcan ser conocidas fuera de Galicia, sino más bien por lo contrario: su fama se extiende a toda España desde mucho antes de que el gran Álvaro Cunqueiro las galantease literariamente como «las más hermosas del otoño gallego», más aún que As San Lucas mindonienses, lo cual es mucho decir y tal vez constituya objeto de controversia entre los especialistas en escalafones lúdicos.

El San Froilán lugués conserva todavía mucho del atractivo que tuvo cuando antes que fiesta fue feria. Y continúa siendo, como entonces, la cita anual para el reencuentro entre las gentes del campo y los urbanitas, es decir, para la renovación de los vínculos que a todos nos conciernen, porque —apariencias aparte— Lugo sigue siendo, por suerte, una ciudad fuertemente rural y ruralizada.

Este año, al San Froilán le ha salido un heraldo inesperado y chillón en forma de letrero a cuatricomía. Por lo visto, a algunos lucenses, quizá no muy numerosos pero sí muy presentes en eso que llaman «redes sociales», no les ha gustado el cartel ganador del concurso convocado por el Concello para recordar que en octubre estaremos de celebración patronal. Sus enfados, sus críticas y sus rabietas (que de todo hay) salen a relucir en la red. El arriba firmante es de los que disienten de los discrepantes, porque al arriba firmante resulta que le gusta la pieza triunfadora. Y le gusta, precisamente, por lo mismo que a los reprobadores les disgusta: por su originalidad, porque se sale de la reiteración, porque evita el camino trillado y porque no asoma en ella la topiquería de los rabos de pulpo bailando la muiñeira, ni el santo platicando con el lobo, ni los flecos de la gaita haciendo piruetas.

Podríamos traer a la memoria algunas pataletas causadas por las contadas muestras heterodoxas en la reciente historia de la cartelería sanfroilanera. No es necesario. Lugo, no se olvide, es una ciudad con más de dos milenios a las espaldas. Es lógico, pues, que a los lucenses nos cueste mucho esquivar la rutina. Quizá eso lo explique todo.

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