Luis Ojea - Cuaderno de viaje
Las cartas sobre la mesa
El PSdeG ya demostró en qué se había convertido tras las elecciones municipales entregando a los radicales las alcaldías
El fallido pleno de investidura de esta semana en el Congreso aporta al ciudadano gallego claves importantes a tres semanas de las elecciones autonómicas. Ahora las cartas están sobre la mesa y se ha evidenciado nítidamente a qué juegan algunos. El fanatismo e intolerancia de Pedro Sánchez les ha recordado a los votantes socialistas que sus actuales líderes se sienten muy cómodos de la mano del populismo y ha dejado fresco para el conjunto de los electores el precio de la inestabilidad.
La cabra siempre tira al monte. El socialismo gallego ya demostró en qué se había convertido tras las elecciones municipales entregando a los radicales las alcaldías de La Coruña, Santiago y Ferrol. Y si Feijóo no consiguiese revalidar la mayoría absoluta dentro de tres semanas harían otro tanto. Leiceaga y Cancela no tendrían duda alguna en abrir las puertas de San Caetano a los mareantes. Siempre que este socialismo ha tenido que elegir, como esta semana en el Congreso, ha preferido entenderse con los extremistas que pactar con el centro-derecha a pesar de que el PP sea el partido mayoritariamente avalado por los ciudadanos. La marca que dirige Sánchez hace tiempo que ha dejado de ser el PSOE que tenía sentido de estado y altura de miras. Tanto a nivel nacional, como aquí en Galicia, el socialismo está en manos hoy en día de personajes de tercera división que se sienten cómodos arrodillándose ante el populismo.
La fallida investidura de Rajoy también recuerda a los electores gallegos las consecuencias de la fragmentación del voto. Si ha sido sangriento el proceso de confluencia de los mareantes , resulta terrorífico imaginarse en dónde acabaría el espectáculo que montarían si el centro derecha no consigue mayoría suficiente para gobernar. Las negociaciones para repartirse el pastel entre los propios populistas primero y entre ellos y el resto de la izquierda después darían para una película del género gore. Y lo más dramático es que el hipotético acuerdo sería tan inestable como el pacto de gobierno que firmaron en Ferrol.
Lo sucedido esta semana en el Congreso tiene un evidente efecto pedagógico de cara al 25-S. El resultado que ese día salga de las urnas puede que quizás también encierre la llave para que definitivamente caigan de la burra los irresponsables que están llevando al país al abismo obcecados por un sectarismo trasnochado.