GALICIA
Carpetazo al caso por la muerte del exbatería de Los Piratas con la absolución del guardia civil acusado
La Audiencia de Pontevedra entiende que la sentencia absolutoria es cabal y adecuada

El carpetazo al caso por la muerte de Javier Fernández, exbatería del grupo Los Piratas , no tiene vuelta atrás. La Audiencia de Pontevedra ha resuelto, como respuesta al recurso presentado por la acusación particular, que el guardia civil acusado de acabar con la vida de Javier en su casa de Ponteareas solo pretendía herir el músico para proteger la vida de un compañero que estaba siendo amenazado con un cuchillo de cocina.
Los hechos se desencadenaron en agosto de 2015 cuando los agentes acudieron a la llamada de la mujer de Javier, que adviritió a través de una vecina de la enfermedad mental que padecía el joven y de que se encontraba en una actitud agresiva. De ahí que la Audiencia considere, al igual que el tribunal que en su día juzgó el caso, que «no hubo ninguna actuación irregular» y que «el guardia acusado solo tenía intención de disparar a la víctima en una zona no vital» para liberar al compañero al que Javier atacó cuando llegaron a la vivienda junto a un equipo de sanitarios.
Un tiro en el abdomen
Esta afirmación quedó probada con el informe de la autopsia, que revela cuál fue la trayectoria de la bala que finalmente provocó la muerte del pontevedrés al impactar en su abdomen. Durante la vista oral también quedó probado que el agente no era un tirador experto, sino convencional, y que el tiro se produjo en un momento de máxima tensión y descontrol. Este extrem fue ratificad por el único de los sanitarios que accedió junto a los dos guardias civiles a la casa del batería de «Los Piratas», y que estaba presente en el momento que Javier Fernández recibió el disparo.
Por su parte, la familia de Javier Fernández siempre ha mantenido que su muerte fue consecuencia de una mala praxis de los agentes y que en todo momento los advirtieron de que estaba enfermo y no era un maltratador. Según su mujer afirmó en un comunicado poco después de la trágica muerte, el músico sufría un trastorno bipolar del que estaba «perfectamente controlado» desde hace diez años, hasta que su psiquiatra «tuvo la brillante idea de retirarle todo el tratamiento», a pesar de que la familia le pidió que no lo hiciese. La viuda también reveló el nacimiento del bebé de la pareja le había afectado y que ella acompañó a su marido al psiquiatra «a comentarle que estaba nervioso».
Sobre los hechos, indicó que su marido «no agredió a ningún agente». «Hubo tensión pero no agresión», sostiene y asegura que su esposo «fue también víctima de una mala práctica que desencadenó este terrible final». «Hal, cariño, no permitiré que manchen tu nombre. Yo sé lo que nos querías . Te quiero y siempre te querré», concluyó en una nota publicada en su día a través de Facebook.