Carlos Príncipe - Análisis
Sobre la hepatitis en niños: «Es grave pero muy poco frecuente y poco mortal»
Los niños de todos los países y de todas las clases sociales tienen un viejo conocido, un virus que los puede reinfectar varias veces a lo largo de su infancia y que la mayoría de las veces se presenta como un vulgar catarro, pero que también puede producir un cuadro de gastroenteritis, una otitis, una conjuntivitis o incluso uma infección urinaria con sangre en orina muy llamativa.
Sabemos por los trabajos retrospectivos que muchos de los ingresos por neumonía, bronquiolitis o infección de vías respiratorias bajas al final fueron responsabilidad de adenovirus, que actuaron solos o incluso coinfectaron con otros virus como el sincitial respiratorio, y sabemos que el cinco por ciento de esos niños ingresados terminarán en la UCI pediátrica.
Por tanto el adenovirus que tiene sesenta serotipos distintos es un agente infeccioso muy habitual de nuestra Comunidad, sobre todo en la época fría, y especialmente presente en nuestras guarderías y niños menores de 5 años. La trágica novedad que se ha producido en este último mes es el aviso lanzado inicialmente por las agencias de salud pública de Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del norte sobre la aparición desde enero de 2022 de un significativo número de casos de una hepatitis aguda, no causada por los virus de la hepatitis tradicional(A,B,C,D,E) y que además exigió el trasplante hepático en un 10 por ciento de los casos.
La OMS y el ECDC -centro europeo de control de enfermedades- lanzaron una alama que permitió detectar que más de 160 casos se habín producido en diversos países de Europa, así como Israel y también USA. Y seguro que en próximos días seguirán apareciendo casos antiguos como los que tuvimos por ejemplo en Galicia, que se iniciaron en enero de 2022, y los que puedan ir conociéndose.
La gravedad de la enfermedad reside en ese porcentaje inicial de necesidad de transplante para 161 casos, porque 161 casos en una población de 800 millones de personas, y con aproximadamente 150 millones de niños menores de 16 años, no son números para asustar.
¿Qué ha pasado para que un virus muy frecuente y poco peligroso haya cambiado y se dedique a lesionar con saña un órgano al que antes poco afectaba y además con esa intensidad? La primera respuesta tiene que buscar si se han producido cambios en el virus, una mutación. La segunda respuesta tiene que indagar sobre si los transplantados tenían enfermedades previas o déficits de inmunidad que hicieran a los pacientes más susceptibles al agente vírico. La tercera es saber si hay algún agente biológico, otro virus, o alguna sustancia, que al interactuar con el adenovirus desencadene esa toxicidad hepática. Las respuestas llegarán más bien pronto que tarde como hemos demostrado con nuestro trabajo en la reciente pandemia.
Pero mientras buscamos la respuesta, recuperemos la tranquilidad. Estamos hablando de 160 casos cuando podemos estimar que no son menos de 30 millones las infecciones por adenovirus en estos primeros cuatro meses del año entre la población menor de 16 años de nuestros países. Y que es una enfermedad grave pero muy poco frecuente y poco mortal, un caso hasta ahora. Así que llevemos nuestros hijos y nietos a guarderías y colegios,recuperemos las normas básicas de higiene como lavado de manos, no compartir vasos, botellas, chupetes… y vivamos sin angustia y sin angustiar a los niños.