Luis Ojea - Cuaderno de Viaje
Cambio de papeles
La lenta agonía del BNG se inició hace años, pero fue en Amio donde cavaron la tumba en la que ahora yace el proyecto nacionalista
El 20-D ha culminado el cambio de roles en la izquierda gallega que se inició en las autonómicas de 2012. El fallido liderazgo de Besteiro en el PSdeG y la estrategia suicida del BNG han abonado el terreno para que la semilla plantada por AGE haya florecido, ahora arropada por Podemos, como la alternativa al centro-derecha. Cuando el próximo año se complete el ciclo electoral, el socialismo tendrá que resignarse a un papel secundario y quizás el Bloque ni siquiera tenga hueco en el Pazo del Hórreo.
La lenta agonía del BNG se inició hace años, pero fue en Amio donde cavaron la tumba en la que ahora yace el proyecto nacionalista. Su potencial clientela, la que se había ido y la que aún conservaban, emigró a otro local en el que tocaba el pianista que siempre les había gustado y al que un día la UPG decidió apartar del escenario. A los coroneles no les importó entonces que Beiras se fuese y montase otro proyecto. Ellos ya habían decidido, tras la derrota del bipartito, que no estaban dispuestos a más desviaciones del dogma y entendieron la escisión como una oportunidad para limpiar el corral. Dejaron en segundo plano la etiqueta de la izquierda y priorizaron ser una marca 100% nacionalista. Por eso nunca creyeron en la confluencia con fuerzas de ámbito nacional en las generales.
Era una estrategia suicida, pero se dejaron llevar por el espejismo de las municipales. No supieron ver que en mayo PSOE y Bloque resistieron únicamente gracias a la carencia de las Mareas de base territorial fuera del ámbito urbano y a la imagen personal de algunos alcaldes. En Pontevedra, por ejemplo, donde el nacionalismo rozó la mayoría absoluta en mayo y la semana pasada apenas pasaron de los 3.000 votos.
Vivir alejado de la realidad acaba teniendo un coste electoral elevado para cualquier formación política y el BNG llevaba ya demasiado tiempo soñando que vivía en un país que no existe. Las urnas el domingo pasado les ha enfrentado con la cruda realidad. Aunque ahora la UPG aceptase dar un paso atrás e iniciasen un proceso de refundación, quizás sea demasiado tarde. El 20-D quedó demostrado que ya no vale un simple cambio de traje y un poco de maquillaje. Su papel en el tablero ahora lo ocupa otro.