Menores
Se busca familia de acogida para niño desamparado
Más de 200 menores en situación de desprotección integran el programa de acogimiento familiar de la Cruz Roja en Galicia
Carmen Dourado (40 años) y Miguel Rey (46), vecinos de Santiago, tienen cinco hijos, pero cuando se le pregunta, ella prefiere decir que en total son siete. A los cinco biológicos que han criado desde la cuna hay que añadirle los dos hermanos que, desde hace algo más de un año, conviven con ellos bajo el mismo techo. Son una ínfima parte de los 221 menores que en estos momentos se encuentran en familias de acogida de toda Galicia hasta que la situación de desamparo e inestabilidad que atraviesan –bien por negligencia parental, bien por indisposición temporal de los progenitores– se normalice y puedan regresar a su hogar.
«Las causas son muy diversas. Por lo general son casos de dejación de funciones de los padres (a causa de adicciones, abandono o discapacidades, por ejemplo), pero también puede resultar que simplemente no van a poder hacerse cargo de sus hijos durante algún tiempo y, en consecuencia, se vuelva necesario buscar una alternativa hasta que regresen a la normalidad», explica Mónica Castelao, coordinadora del programa de acogimiento familiar de la Cruz Roja en la Comunidad.
Los dos pequeños (un niño y una niña) que acoge la familia Rey-Dourado tienen tres años, él, y uno y medio, ella. El mayor llegó a la casa con apenas un año y dos meses, mientras que a la niña la fueron a recoger al hospital. Carmen prefiere no revelar el motivo por el que tuvieron que ser separados de sus padres biológicos («sería una intromisión por mi parte», justifica), pero asegura que la relación, tanto con la pareja como con sus cinco hijos, es «muy positiva». «Cuanto más pequeños son más naturales tienden a ser las interacciones. Al principio mis hijos mayores (el primogénito tiene 20 años) son los que se implican más, pero en cuanto echan a andar y se van integrando en la familia pasan a ser como uno más», explica.
Lo sabe por experiencia. El de ahora es el tercer acogimiento que el matrimonio ha realizado desde 2014 , cuando dieron el paso de inscribirse en la red de familias acogedoras que puso en marcha Cruz Roja a mediados de los 90. «Después de pensarlo mucho, creímos que había que hacer algo para mejorar la situación de miles de niños alojados en centros de menores que tienen el derecho a vivir en un entorno familiar, y no se nos ocurrió mejor manera de contribuir que formar parte del programa», cuenta Dourado. Primero fueron dos niños, también hermanos, de cinco años; más tarde, una recién nacida que se marchó con solo unos meses, y ahora, finalmente, los dos pequeños. «Cuando se van te das cuenta de la huella positiva que dejan en tus hijos. Su paso les hace ser mejores personas y darse cuenta de que no todo el mundo tiene la misma suerte y de que es necesario que las desigualdades desaparezcan», explica esta trabajadora social.
Un total de 321 familias repartidas por toda la geografía gallega integran la lista de acogedores. En conjunto, el número supera con creces al total de niños ya acogidos o a la espera de serlo –271–. Sin embargo, 50 de ellos aguardan aún la aparición de una familia idónea para sus necesidades y condiciones. Son aquellos que, por diversas circunstancias –localización, raigambre social o escolar, limitaciones médicas–, no han podido dejar el centro para trasladarse a un hogar, ya sea de unos parientes cercanos –a los que se da prioridad siempre– o de otras personas con las que no compartan lazos sanguíneos.
«Puede haber acogedores que ya tengan experiencia pero que, por la razón que sea, no son los más adecuados para el niño. Puede que los horarios laborales no se ajusten, o que sea mejor para él una casa con más o menos miembros. En definitiva, es algo muy variable y que depende de muchos factores», explica Mónica Castelao. Ante la falta de variedad, Cruz Roja puso en marcha el pasado 20 de noviembre –Día Mundial de la Infancia– la campaña «Querer é poder», con la que pretenden ensanchar la red .
Pese a todo, la coordinadora destaca la buena marcha de la iniciativa. En los diez primeros meses de este año, por ejemplo, se registraron un 6 por ciento más de acogimientos que en el mismo periodo de 2018, lo que refleja que cada vez «se confía más en la medida». En paralelo, otros programas trabajan en que los padres biológicos se recuperen para volver a hacerse cargo de sus hijos cuanto antes, lo que no es otra cosa que el objetivo último de todo.
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