Un buen portavoz

Al PSdeG se le va un buen portavoz. El mejor de los posibles con el actual grupo parlamentario, configurado a la medida de Pachi Vázquez y, en consecuencia, justito de capacidades para no ensombrecer al entonces líder. Un tipo que le ha dado la réplica a Feijoo sin necesitar del insulto o la demagogia del populismo, cuando no de groseras acusaciones criminales. Era la figura que necesitaba un Besteiro al que el trabajo diario del grupo le daba pereza, y lo relegó en Méndez hasta el punto de que el portavoz tenía que tomar decisiones a título individual porque su jefe de filas podía llevarse días sin cogerle el teléfono. Tenía el móvil en «modo alta política».

Dice mucho de él que la izquierda pintoresca que nos acecha jalee su marcha como quien ve irse a un indeseable enemigo. Nadie dijo nunca que fuesen elegantes. Ya tienen barra libre para volver a insultar al PSOE sin que nadie les replique. Méndez adoptó ese rol crítico con el populismo reivindicando la gestión y la historia socialista frente a los ataques al bipartidismo de los radicales. Y eso en la bancada de la algarada no gustó.

Es curioso cómo el PSOE a nivel nacional ha marcado un discurso de crítica con el populismo tras la investidura fallida de Sánchez mientras que en Galicia, quien desempeñaba ese papel, tiene que irse porque los nuevos tiempos galaicos aconsejan empezar el galanteo con los radicales para tocar poder. Volvemos a la coherencia del PSOE: te critico mientras no me hagas falta, te regalo los oídos si creo que te necesitaré. Méndez no quería tragar ese sapo y prefiere irse, con la cabeza alta y una hoja de servicios al partido mayormente saneada (los borrones del bipartito quedaron atrás).

Se va un excelente orador, contundente en la crítica y de notable formación intelectual. Se va un tipo culto, de los que van quedando muy pocos en política. Ahora lo que está de moda es ser activista, no leer. Así nos luce el pelo. El PSOE se empobrece un poco más. Empieza a estar bajo mínimos.