Bravo Bosch niega influencias o presiones sobre las adjudicaciones

«Vine a aclarar lo que querían que aclarara» , aseguraba ayer a su salida de los juzgados de Vigo la exdelegada de la Xunta. María José Bravo Bosch era la primera política en desfilar ante la juez instructora en calidad de imputada. Ni tenía capacidad para adjudicar ni para contratar obras, como tampoco para colocar a personal por indicaciones de terceros, declaró, si bien reconoció que tenía una «relación cordial» con Enrique Alonso Pais, principal acusado de la trama y dueño de la constructora Eiriña, porque se trataba de un «hombre del partido».

Durante las poco menos de dos horas de declaración, Bravo Bosch no negó ninguna de las grabaciones telefónicas recogidas en la instrucción. Según fuentes jurídicas, la exdelegada admitió haber intermediado por Eiriña para desbloquear el uso de unos locales en el barrio de Navia propiedad del IGVS para fines sociales. Bravo rechazó en todo momento haber actuado bajo otras coordenadas.

Respecto a las reuniones con Alonso Pais , sólo reconoció haber mantenido una en un hotel vigués , en la que estuvo presente el vicepresidente de la Diputación, José Manuel Figueroa , también imputado en el marco de la «operación Patos». A esta comida acudió, en palabras de Bravo Bosch, porque así se lo pidió Alberto Núñez Feijóo por SMS. La misma habría abordado «cuestiones de partido», según informa Ep. y habría informado de su contenido al propio Feijóo a través de un email.

María José Bravo descartó haber recibido contraprestación alguna de Eiriña, y a preguntas de los abogados, rechazó que empresas de la trama hubieran realizado obras en una casa familiar en Redondela. Igualmente, negó haber participado en una comida en un restaurante junto a Alonso País y su jefe de gabinete tras la cual el constructor presumía con un tercero —en una conversación intervenida por los investigadores y recogida en el sumario— de «la cantidad de trabajo» que la exdelegada le habría ofrecido.