Las autopsias de la pareja muerta en Porto do Son no aclaran qué sucedió
La prueba no permite descartar ni confirmar que se trate de un caso de violencia machista
Las autopsias realizadas a los cuerpos de la pareja encontrada muerta en su domicilio de Porto do Son el pasado viernes no resultaron concluyentes a la hora de determinar si los fallecimientos responden a un nuevo caso de violencia machista. Según fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, el avance del análisis forense no es determinante, por lo que habrá que realizar nuevas pruebas para aclarar qué envolvió los fallecimientos de Rosa R. R. y Pedro P. P., de 57 y 50 años respectivamente. Por el momento, los exámenes médicos sólo han podido dictaminar que la mujer murió a causa de un traumatismo craneoencefálico severo , aunque se desconoce cómo se produjo el fatal impacto y si fue ella la que se cayó por la ventana o si alguien la empujó.
En el caso del varón, el informe forense sostiene que será necesario practicar exámenes más exhaustivos, de carácter toxicológico, para conocer con certeza las causas del fallecimiento, pese a que los primeros indicios hacen pensar en un suicidio basado en la ingesta de algunas sustancias. De ahí que durante buena parte del fin de semana, efectivos de la Guardia Civil hayan registrado la casa donde los cadáveres fueron hallados en busca de pruebas que ayuden a aclarar el caso. En cuanto a las circunstancias en las que se produjo el suceso, los agentes del Instituto Armado explicaron que el cuerpo de la mujer se encontraba en el exterior de la vivienda que la pareja compartía desde hacía años, justo debajo de una ventana. El hombre, por su parte, fue localizado en el interior de una de las habitaciones de la casa. En los archivos judiciales no constan denuncias por violencia de género en la pareja y los vecinos de la zona aseguran que ambos mantenían buena relación, aunque no tenían mucho trato con el resto del vecindario.
La mujer, natural de Porto do Son, había perdido a su hijo hace tres años en un naufragio en el mar . Fue su hermano, residente en León y con el que mantenía una estrecha relación, el que dio la voz de alarma a los agentes después de unos días sin tener noticias de ella. Cuando llegó la Guardia Civil, la vivienda tenía la puerta cerrada con llave, por lo que los agentes tuvieron que romper una ventana de la fachada delantera para poder acceder al interior del domicilio.
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