Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN

Un auditorio sin nada dentro

No se advierten síntomas de mejora, sino más bien de franco declive

La tendencia, tan común entre el tropel consistorial, a confundir planes culturales con planes inmobiliarios conduce con frecuencia a la insensatez de salpicar las ciudades de instalaciones desprovistas de presupuesto, equipamiento, personal y actividad programada. El penúltimo de estos catafalcos de plástico y hormigón se asienta en Lugo, si bien su entrada en servicio tendrá que ser pospuesta ad kalendas graecas ya que —insignificante detalle— la autoridad municipal, encargada de la correspondiente gestión, confiesa, con sinceridad que le honra, que no dispone, ni en el presente ni un futuro inmediato, de recursos para dotarlo de los medios más imprescindibles. Es decir, en Lugo se ha inaugurado un edificio de gestión municipal que, según cálculos del propio Ayuntamiento, no podrá acoger ningún tipo de actividad que no sea la de servir de acampada de okupas. En todo caso, no es arriesgado atisbar un horizonte cercado de goteras, grietas, filtraciones y otros estropicios de varia laya.

El Ayuntamiento ha intentado cargar este muerto a la Xunta, eludiendo así un compromiso que le compete plenamente y que adquirió, con indisimulada intención electoralista, cuando los vientos económicos soplaban a favor del mandato del alcalde Orozco. Entonces, al igual que ahora, se actuaba con criterios de política cultural subordinados exclusivamente a la propaganda inmediata. El Ayuntamiento prefirió (lo mismo que ahora) soslayar la molestia de trazar un proyecto cultural asumible, coherente, ordenado, socialmente atractivo y económicamente ajustado, y apostar, en cambio, por ofertas de comisionistas y vendedores de crecepelo.

No se advierten síntomas de mejora, sino más bien de franco declive. A los errores del grupo gobernante, oscilante entre la incompetencia y el disparate, se suman la desorientación y la ingenuidad de sus oponentes, más preocupados por pulir la epigrafía callejera que por presentar alternativas verdaderamente sugestivas y congruentes. Una reciente propuesta de Lugonovo para crear una ruta del «buen vivir» demuestra el grado de estupidez que pueden alcanzar las elucubraciones aplicadas al ocio improductivo.

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