Devoción
Los ataúdes vuelven a procesionar en As Neves
La romería de Santa Marta de Ribarteme y su procesión de los muertos-vivos ha sido calificada por «The Guardian» como una de las fiestas más raras del planeta
As Neves, en Pontevedra, celebra este sábado una de las romerías más antiguas de Galicia, singular por la procesión de ataúdes en la que files vivos acompañan a la Virgen, porteados por familiares y amigos, para pedir por la recuperación de la enfermedad o agradecer la intercesión ante un trance importante en sus vidas. Santa Marta de Ribarteme, hermana de Lázaro, y protectora de los desahuciados, congrega cada 29 de julio a multitud de devotos, reeditando año tras años una tradición de la que existen referencias escritas datadas en el año 1700. No obstante, informa Efe, varias teorías remontan sus orígenes a la Edad Media.
Y es que tiene mucho tirón que el diario británico «The Guardian» la considere desde hace años como una de las festividades más raras del mundo . En ella, los penitentes se someten al trance de ir en féretros y amortajados para agradecerle a la santa su intercesión para que ellos, sus familiares o allegados se recuperasen de graves enfermedades. En el caso de los niños, los féretros, de color blanco, suelen ir vacíos.
Porteadores y familiares se encargan del avituallamiento, principalmente líquido, de los «ofrecidos» o «muertos-vivos» durante el recorrido desde la iglesia de Santa Marta hasta el cementerio y vuelta al punto de partida.
El sonido de las campanas, acompasadas con las bombas de palenque y un cántico repetitivo -«Virgen de Santa Marta, reina de la gloria, todo el que se te ofrece sale con victoria», y «Virgen de Santa Marta, estrella del norte, te traemos a los que vieron la muerte»- dan mayor solemnidad a la comitiva.
Algunos de sus integrantes, explica la agencia Efe, visten una especie de mortaja hecha de tul y portan un bastón y una vela , que bien traen de casa o la adquieren en los múltiples puestos con cirios de todos los tamaños y exvotos instalados en los alrededores de la parroquia.
La de Santa Marta de Ribarteme no es la única celebración religiosa de Galicia donde la muerte, o más bien la resurrección, es la protagonista.
En Moraña, a la romería de los Milagros de Amil acuden devotos de rodillas, con cadenas e incluso en ataúdes, y en A Pobra do Caramiñal, en la provincia de La Coruña, los fieles que han hecho sus promesas cargan sus propios féretros en la procesión de las mortajas, en el marco de las fiestas del Nazareno.