CON PRESENCIA DE LÍDERES AUTONÓMICOS Y NACIONALES
Arranca el congreso del PP gallego: cambiar algo para que poco cambie
Los populares gallegos inician este viernes un cónclave que reelegirá al presidente de la Xunta como líder y que lo sitúa en una privilegiada posición para repetir como candidato a las próximas autonómicas
Una de las frases más famosas de ‘El Gatopardo’, la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa que inmortalizó en el cine Luchino Visconti es aquella de «cambiarlo todo para que nada cambie» , y así perpetuar la estructura social que se retrata en la historia. En un sentido estricto, la máxima no es de inmediata aplicación al congreso del PP de Galicia que comienza hoy 16 de junio en Santiago de Compostela, y que va a elegir para un quinto mandato a Alberto Núñez Feijóo como su presidente, con Miguel Tellado como mano derecha. Hoy se conocerán los cambios en los segundos niveles, pero se intuye que la dirección del partido no sufrirá alteraciones. La cosa funciona, no tiene mucho sentido someterla a convulsiones, pensará.
El debate interno que rodea los congresos del PP gallego es si su estructura estará preparada para un ‘por si acaso’. Hablando en plata: para una eventual salida de Núñez Feijóo hacia otro destino político lejos de Galicia , y que eso deba ser contestado con una ágil reestructuración orgánica que no deje sede vacante, sino que presente rápidamente una alternativa lo suficientemente sólida y consolidada para no debilitar al partido.
Fue lo que hubo, por ejemplo, en el congreso de 2013 que se celebró en Lugo, después de la segunda mayoría absoluta de Feijóo. Las propias declaraciones del presidente de la Xunta respecto a lo prudente de permanecer en San Caetano un máximo de dos mandatos abría una hipotética puerta a cambios a lo largo de la legislatura , sobre todo con un Mariano Rajoy gobernando España con una cómoda mayoría absoluta.
De aquel cónclave lucense sí salió una estructura en la que, si hubiera saltado Feijóo, habría bastado tirar de escalafón: Rueda de número dos, Agustín Hernández de tres . El primero, que ya era vicepresidente del gobierno, habría quedado al frente de Xunta y del partido; el segundo habría ocupado la sala de máquinas. Todo, evidentemente, quedó en mera política ficción cuando Feijóo anunció —para alborozo de su partido— que concurriría a un tercer mandato , algo que no todos tenían claro de puertas para adentro.
La continuidad
Desde el momento en que Núñez Feijóo quebró su convicción inicial de que dos mandatos al frente de la Xunta eran suficientes, nadie dudó de que se presentaría por cuarta vez el pasado 2020 . Y pocos, por no decir casi ninguno dentro del PPdeG, cuestionan que lo vaya a hacer de cara a un quinto mandato , para el que todavía faltan tres años, y con el que Feijóo bromea dando a entender que cuando llegue ese momento se pronunciará.
Solo con el hecho de mantener a Tellado como número dos se manda un mensaje. El ferrolano ha demostrado que entiende lo que su jefe de filas necesita al frente del partido . Sabe que su labor es de sacrificio y trabajo más interno que externo, y que el suyo no es un perfil sucesorio. No está en el gobierno, sin ir más lejos. Es decir, el PPdeG ya sabe que tirar de escalafón no valdrá como plan de urgencia para sustituir una hipotética marcha de Núñez Feijóo . Pero igualmente es consciente de que esta es muy difícil que se produzca, dadas las actuales circunstancias. Pudo hacerlo en 2017, cuando medio partido suspiraba porque sucediera a Rajoy, y entonces Feijóo eligió Galicia.
¿Qué va a cambiar entonces? Como ya se ha dicho, los segundos niveles del partido , permitiendo darle más visibilidad a dirigentes procedentes de entornos urbanos y municipales. La lectura es doble: savia nueva en la política autonómica , reforzar a candidatos y alcaldes con una mayor ‘auctoritas’ interna. Porque la ‘potestas’ no parece que vaya a cambiar de manos.
Será, también, un congreso de fotos para exhibir la heterogeneidad del PP a nivel nacional , desde los regionalismos moderados de Feijóo y Moreno Bonilla hasta el regional-populismo de Díaz Ayuso, toda una gama de grises para un Pablo Casado en búsqueda todavía del Pantone adecuado para su liderazgo.
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