La ampliación de la AP-9, otra pieza del «puzle» que rodea Santiago

El trayecto aliviará la densidad de tráfico en la zona norte y acercará la autopista a la A-54 y Lavacolla

El Gobierno gallego celebra que la construcción de los futuros enlaces no supongan nuevas subidas de peaje

Feijóo, Rajoy, Pastor y De la Serna, esta mañana en Santiago MUÑIZ
Mario Nespereira

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Ocho kilómetros de longitud, 84,8 millones de inversión y 50.000 vehículos de capacidad diaria : son las cifras que resumen la ampliación de la autopista del Atlántico a su paso por Santiago. La obra, inaugurada ayer por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy , viene a suponer un paso más en el armazón de enlaces y vías de alta capacidad que orbitan alrededor de Santiago . Un «puzle», bautizado así por Alberto Núñez Feijóo, que aspira no solo a canalizar el tráfico que llega desde distintos puntos de Galicia, sino a reforzar el papel de la capital gallega como «kilómetro cero» del transporte por carretera.

«Esta ciudad queda mejor preparada para ejercer su papel histórico de final del Camino», subrayó el presidente de la Xunta, en un acto nutrido de personalidades relevantes de la administración general del Estado, empezando por el propio Rajoy, y continuando por la presidenta del Congreso, Ana Pastor, o el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna. Al pie de los nuevos carriles, el dirigente autonómico ensalzó la finalización de una infraestructura «estratégica», marcada en el calendario de inversiones como un «antes y un después» para el refuerzo de la competitividad y la calidad de vida de los usuarios.

Por su parte, el presidente del Gobierno se detuvo en la mejora de la seguridad e hizo un pequeño viaje al pasado. Concretamente, al 7 de diciembre de 1957: la fecha en que Santiago estrenó su primera circunvalación, previo desembolso de 12 millones de las antiguas pesetas. Hoy, seis décadas después, la AP-9 tiene otros problemas. El principal es la congestión y los «cuellos de botella» en los accesos a la zona norte . Precisamente por ello los trabajos, iniciados en el año 2015, se planificaron para aliviar una sobrecarga que en los meses estivales se traducía en picos de 52.000 vehículos diarios.

Así, la inversión ha permitido ensanchar la calzada con hasta cinco tramos por sentido —como en el caso del viaducto de Angrois— y acercar la autopista un poco más hacia su desdoble con la autopista hacia Lugo y la salida en dirección al aeropuerto de Lavacolla . Pero falta la última parte: el conocido como enlace «orbital».

El pasado sábado, Rajoy dio a conocer en la inauguración de las «alas» de Rande que el Ministerio de Fomento había dado su visto bueno al proyecto constructivo, valorado en 27 millones de euros. Será entonces cuando Santiago y su periferia puedan estrenar una nueva salida directa, que se completará en el futuro con la construcción de la conexión con la Cidade da Cultura y el barrio de Sar . Aprobada la expropiación de los terrenos por parte de la Xunta, el proyecto se adjudicará «en breves fechas», según informó Rajoy.

Hasta entonces, desde el Concello prefieren optar por la prudencia. El alcalde, Martiño Noriega, reconoció ayer que la puesta en servicio de la ampliación era «positiva», pero el proyecto no cobrará pleno «sentido» hasta que no se conjugue el tramo con la A-54, la N-550 y la prolongación al polígono de A Sionlla. «De nada vale aumentar la capacidad de la AP-9 si luego no se garantizan las conexiones» , razonó el regidor de Compostela Aberta.

Proyectos y peajes

Fomento, además, tiene en cartera otras inversiones vinculadas a la capital. Rajoy fue, una por una, haciendo repaso de todas ellas, como la finalización de la autopista que vinculará a Santiago con Lugo. De momento, el tramo entre Melide y Palas de Rei se encuentra en fase de ejecución, mientras que el trayecto entre Arzúa yMelide ya ha sido adjudicado en el mes de noviembre . El desembolso total en la A-54 asciende a más de 400 millones de euros.

La agenda del departamento de Íñigo de la Serna se completa con el desarrollo de la variante de la N-550, la tramitación ambiental del tramo entre Sigüeiro-sur y Ordes, y el paso inferior de Conxo.

Con todo, las miras puestas en el futuro no logran apagar algunas de las disputas que estos días se producen en torno a la AP-9.Por un lado, el estreno de la ampliación en Compostela y de la reforma del Puente de Rande ocupa las estampas oficiales; pero por el otro los bolsillos de los gallegos vienen soportando desde el pasado 1 de enero un 1,9 por ciento más de peaje, en contrapartida a la financiación privada de las obras . Y no será el único: a lo largo del 2018, Fomento aprobará otro incremento del 1,9 ; aunque la fecha está aún por determinar.

Por todo ello, una docena de militantes del BNG recibió a Rajoy al grito de «estafa». Pero no recibieron respuesta:el popular evitó aprovechar la ocasión para deslizar algún mensaje sobre las tarifas de la autopista. Ya lo hizo el pasado sábado, cuando avanzó que en la próxima reunión de la comisión mixta el Ejecutivo estudiaría la política de precios en el peaje de Redondela , haciendo caso así a la última petición lanzada desde la Xunta .

Feijóo, sin embargo, no rehuyó la cuestión y saludó la decisión «justa e inteligente» de la administración central de financiar los futuros viales en Santiago con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Las consecuencias repercuten en la cartera: no supondrán incrementos de peaje.

La ampliación de la AP-9, otra pieza del «puzle» que rodea Santiago

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