Tomas de posesión de los nuevos conselleiros
Feijóo se conjura para «gestionar y despejar las incógnitas» de Galicia
Subraya el refuerzo del área económica del gabinete y revela que el relevo de Almuiña fue a petición propia
Una mañana fría de septiembre como avance de lo gélida que se presenta la legislatura. Tal día como hoy tomó posesión el nuevo gobierno de Galicia, con una jura o promesa en la explanada de San Caetano, lejos del Salón Dorado de Raxoi , con tiritera climática previa a la que imponen los cargos. Un presidente lanzando un aviso a sus nuevos conselleiros: «Los problemas de Galicia no le van a dar cien días al gobierno, ya están encima de la mesa». Los once hombres y mujeres que conforman el ejecutivo autonómico ya saben que, «ante esta sombría perspectiva» que arrojan la pandemia y sus consecuencias, se les exige «realismo, trabajo y planificación». «Nuestro deber es explicar las cosas como son, sin adornos que sólo provocan alivio momentáneo con una inevitable decepción posterior». «El desafío de este gobierno será gestionar las incógnitas y despejar la mayoría de ellas», afirmó solemne Alberto Núñez Feijóo, ante la novena alineación de conselleiros que servirán a sus órdenes.
«Gracias presidente por darnos la oportunidad, por este trabajo», respondió el vicepresidente primero Alfonso Rueda, que intervino en nombre de sus compañeros recién nombrados. « Aquí se viene a sufrir, porque esto es una ocupación voluntaria pero dura» , admitió, «pero también a disfrutar de un servicio público y a aprender muchísimas cosas». Rueda desveló una de las claves de los distintos gobiernos. «Somos un grupo de compañeros, en muchos casos amigos» entre los que «nunca hubo rivalidades» sino «ayudas entre todos». Y entre ellos, «tiene que haber alguien que nos lidere, que le dé sentido a los malos ratos».
Núñez Feijóo confesó un secreto a voces, y es que la estructura y diseño de su cuarto gobierno está marcado por la coyuntura que impone la crisis sanitaria del coronavirus. « La pandemia vino a cambiarlo todo», reconoció, «la configuración de este equipo tiene muchas causas de esta nueva circunstancia». Principalmente, la configuración de una área económica reforzada, que tendrá como coordinador a Francisco Conde, en su condición de vicepresidente segundo de la Xunta, y que mantendrá las competencias sobre economía, industria y empresa. Bajo su coordinación estarán las áreas de Mar, Medio Rural y Empleo e Igualdade, consellería de nueva creación que tendrá al frente a María Jesús Lorenzana, una gestora «de la cantera», tras un sobresaliente paso como secretaria general técnica de varios departamentos.
Feijóo justificó la reunificación de Educación y Cultura en el hecho de que no quería aumentar el número de consellerías , y que ello le obligaba a enseñar la puerta de salida a Carmen Pomar, muy cuestionada en los últimos meses por la gestión educativa desde el estado de alarma y el estallido de la pandemia. Ayer, el presidente escogió un austero elogio para la conselleira saliente. «El balance educativo es digno de elogio ; lo dice el informe Pisa, los resultados están ahí».
En su adiós, Pomar no tuvo una mala palabra. «Me despido con mucho bueno, con experiencias inolvidables, las más cotidianas y las más solemnes», destacó en su breve intervención, «fue una oportunidad, fue un orgullo», agradeció a Núñez Feijóo. «La educación será siempre mi pasión», y tuvo palabras de recuerdo para su equipo y su familia. «Gracias siempre a los niños y jóvenes gallegos, que serán el motor que nos estimule».
Adios de Almuiña
La sorpresa la proporcionó el presidente gallego al revelar que el relevo de Jesús Vázquez Almuiña al frente de Sanidade fue solicitado por él mismo tras las elecciones del 12-J . «Cinco años durante una pandemia deben ser muchas noches sin dormir, muchos esfuerzos familiares», apuntó Feijóo, «Jesús, contigo al frente la sanidad gallega demostró ser una de las mejores, de las más entregadas». Además, consideró que cuando Fernando Simón reconoció que Galicia había gestionado «de manera excelente» la pandemia no hacía sino glosar el paso «del doctor Almuiña» por el Sergas. El ya exconselleiro es parlamentario autonómico y, por el momento, su actividad se centrará en el Legislativo. «¿Valió la pena?», se preguntó Almuiña en su despedida, «creo que sí, fue un trabajo de cinco años intensos que se vio recompensado por el reconocimiento de mucha gente». Dijo irse «contento por aportar mi granito de arena en la función sanitaria, el servicio más importante de la sociedad».
«El virus cambió la idea que teníamos de gobierno hace dos años, cuando Galicia crecía, creaba empleo», relató el jefe del Ejecutivo, «cuando teníamos uno de los grandes objetivos más ambiciosos y fantásticos que puede tener un gobierno, preparar el mejor Xacobeo de nuestra historia y una década con tres años santos». Ahora, por el contrario, «nuestra prioridad es hacer frente a la pandemia» en todos sus campos. «Formar parte de un gobierno no es un regalo, ni un precio ni un cheque en blanco», avisó Feijóo a sus conselleiros —muchos de ellos arropados por sus familiares—, «es un mandato que implica automáticamente la asunción de responsabilidades, sacrificios, estudio, trabajo y honestidad».
Con la perspectiva que dan once años al frente de la Xunta —tiempo en el que solo repiten a su lado Rueda y Rosa Quintana, la titular de Mar—, el presidente aseguró que «el consello de la Xunta de 2020 conserva la misma ilusión que el primero de 2009», aunque acumula «más energía, más experiencia y más pasión». El gobierno celebró ayer su primera reunión, más simbólica que efectiva. El jueves ya será otra cosa y empezarán los nombramientos en el segundo nivel de la Xunta.