Consumo
Las algas se abren paso: así se ha producido el despegue de las 'verduras de mar'
Despojadas de cierto tabú que las lastraba, facturan casi 10 veces más que hace una década en las lonjas gallegas, pero lejos aún de un consumo masivo
« ¡Pero si eso lo usábamos para fertilizar los campos! ». Quien más, quien menos, todo aquel que se dedica a comercializar productos elaborados a partir de algas ha escuchado alguna vez esta frase, a caballo entre el escepticismo y la ignorancia. Pero los tiempos están cambiando. Atrás va quedando una época en la que se las veía como «algo que está ahí y que ensucia la playa»; que «daba mal olor, que estaba descompuesto», como rememoran, consultados por ABC, quienes llevan años en primera línea, sacando a flote un negocio al que le queda aún un largo camino por recorrer.
Hoy las algas viven una suerte de auge . Como revelaba recientemente la conselleira do Mar, Rosa Quintana, el año pasado las lonjas gallegas despacharon más de 430 toneladas de esta especie, un 7% más que en 2019. Al cambio: más de 337.000 euros. En 2009 no pasaron de 37.000. En la década larga transcurrida, ningún otro año se había alcanzado una cifra tan alta. El ascenso es evidente. Por más que, partiendo de tan abajo, sea fácil multiplicar por más de nueve. A esto se suma que los negocios de cultivo de algas gallegos produjeron más de 1.500 kilos, casi un 60% más que el año previo, con una facturación que subió más del 45%.
Todavía muy lejos de ser un producto ‘de masas’, las algas se van abriendo paso. No ha sido fácil. Fermín Fernández Sáa, cofundador de Algamar (que opera en la bahía de Vigo), recuerda que, cuando comenzaron hace un cuarto de siglo «nos llamaron un poco locos». « Cuando partes de cero, la evolución o es buena o te mueres . No hay término medio», reflexiona. «Solo nos sonreían o nos animaban gente de la universidad, investigadores, algún macrobiótico, algún vegetariano de la época. Poco a poco fuimos avanzando. Eres joven, tienes ilusión y a lo mejor cruzas el desierto sin gorro, sin agua, sin mochila».
Al norte, en la localidad coruñesa de Cerceda, tiene su sede Porto-Muiños. Al frente, también desde hace más de 25 años, Antonio Muiños y Rosa Mirás. «Los inicios fueron complejos, no, lo siguiente», admite Antonio. Aún tiene presente cómo no vendieron «nada» en su primer año y apenas 50 kilos el segundo. «Fue muy lento, porque no había demanda ni cultura» de consumir algas. «Pasaron 4-5 años y la gente seguía pensando que las recogíamos para el mercado japonés... Tardamos casi 12 años en poder decir que sacamos el primer sueldo de esta actividad . Era inviable». Con el tiempo, se rompió cierto «tabú».
A los primeros vegetarianos «se fue incorporando otro perfil de consumidor» que iba primando la alimentación sana, «gente que le gusta cuidarse, comer algo diferente», indica Fernández Sáa. Cocineros, blogueros, los medios de comunicación aportaron su granito de arena. Se fue creando una «cultura» y las algas pasaron de verse como un ‘bicho raro’ a ‘verduras de mar’ . Se fue poniendo en valor su potencial. Ya sea culinario o nutritivo. Un dato que desconoce el gran público: un alga contiene de 8 a 10 veces más calcio que un lácteo y hierro que unas lentejas.
En ascenso
«Cada vez las podemos encontrar en más sitios, no solamente en tiendas especializadas, sino que también podemos verlas ya en tiendas a granel, pescaderías, en productos elaborados», celebra Cristina García. Esta madrileña decidió hace tres años cambiar sus peripecias en buques de investigación científica o atuneros para levantar La Patrona, en Cambados. « ¡Esta sí que es la aventura de mi vida! », confiesa. Entre veteranos y recién llegados, el negocio va en ascenso. La Patrona ha aumentado su facturación un 20% el último año. « Nunca hemos tenido la sensación de que hubo una explosión, pero nunca hemos notado recesión », relata el responsable de Algamar. Para su colega en Porto-Muiños, «hay un crecimiento en general», que «va a poco a poco», «pero con cautela».
Eso sí, nadie en España produce tanto. « Las algas que se consumen en alimentación salen de Galicia. Punto, ya está », afirma, rotundo, Fernández Sáa. Asegura que «estaríamos ahí a la par» con la Bretaña francesa. Irlanda completa los grandes centros de producción en Europa. A la hora de consumir, Alemania, Francia, Italia, Portugal y, en menor medida, Reino Unido, son los mayores mercados. Dentro de España lidera Cataluña «con gran diferencia», por delante de País Vasco y Madrid; después, valencianos y gallegos.
¿Y el futuro? El cofundador de Algamar lo ve «bien», porque «una buena parte de la población quiere contrapesar este modelo importado de Estados Unidos que es la ‘fast food’ ». Con todo, asume que, ante una hipotética encuesta, «a lo mejor el 0,5%» indicaría que hoy comerá algas. Muiños, quien considera que «nos falta mucho por divulgar», pone el acento en la «sostenibilidad». Recuerda el declive de los erizos de mar. García cree que hay una «buena gestión», y enfatiza que dejan crecer el producto y nunca arrancan, cortan. «Hay que mimarlo, hay que cuidarlo», subraya Muiños. «Igual la recogida natural llega a un tope», barrunta. «No se puede decir que es una panacea. Si todos trabajamos en armonía, el futuro sigue siendo muy esperanzador ».