Galicia
El alcalde de Orense, contra todos
La gestión de Jácome se ha caracterizado por la polémica y los proyectos irrealizables
Cuando en 2019 ganó histriónicamente la alcaldía de Orense con una lapidaria frase, «ahora, qué hago», muchos se preguntaban qué sería capaz de hacer el extravagante alcalde, Gonzalo Pérez Jácome , una vez cumplido su sueño de alcanzar la alcaldía. Cabe preguntarse qué queda de aquella promesa realizada por este comunicador, que quiso convertirse en una suerte de justiciero que hostiga a políticos, a sus funcionarios y a su propia Policía , arropado por su televisión local, Auria TV, con la premisa de transformar la ciudad. Casi cumplidos los dos primeros años de mandato, la desilusión es evidente en la tercera ciudad de Galicia. Con una urbe paralizada y sin proyecto, más allá de su idea para construir unas escaleras mecánicas en la calle donde tiene su negocio de música, que no convencen a nadie, su antipolítica parece centrarse en disparar contra todo aquel que se interpone en sus proyectos «irrealizables»: partidos políticos, funcionarios, policía, y ahora, también la cultura.
Precisamente, sus continuas críticas hacia el sector cultural y, en concreto, hacia el posible cierre de la Universidad Popular, que cada año suma miles de alumnos, han sido la gota que ha colmado el vaso en esta ciudad gallega, que este viernes salió a la calle para pedir poner fin a los destrozos culturales , harta de la profunda crisis municipal, agravada por la falta de acuerdo de los principales partidos, PP y PSOE. Quedan pocos colectivos que no estén enfrentados con Jácome. Por un lado y por tercera vez este mes de mayo, los sindicatos se concentraron a las puertas del consistorio en protesta por el trato dispensado por el regidor hacia sus funcionarios. Conscientes de que el conflicto laboral no tiene solución, acusan al regidor de «reírse de los trabajadores y de todo el mundo» mientras envía a sus «emisarios» para «coaccionar» a la plantilla.
No fueron los únicos que se movilizaron. La protesta más multitudinaria llegó de la mano de la Plataforma en defensa de la Universidad Popular que salió a la calle para pedir que se mantenga esta actividad. En ella, más de 500 personas exhibieron carteles que decían: «No al cierre de la UPO» , iniciativa que ha recibido el apoyo de personas conocidas como Luis Tosar o Xosé Touriñán. La plataforma alerta del desmantelamiento de este servicio, que en el último curso, contabilizó cerca de tres mil matrículas y tuvo mil personas en lista de espera para sus 140 cursos. La Universidad Popular, defiende, es un referente en la ciudad desde hace y forma parte del legado de la Xeración Nós. «La UPO somos nosotros, Señor alcalde: ¿3.500 son una minoría?», se preguntan.
Sin embargo, el cierre de la Universidad Popular no es la única decisión controvertida anunciada por el alcalde en los últimos meses. La propuesta de encargar un estudio de viabilidad para privatizar la gestión del Auditorio de Orense, a día de hoy sin programación, que incluye explotar una cafetería y el párking, o la falta de apoyo al Teatro Principal, son otras de las decisiones que tampoco han gustado a la ciudadanía. También, la Mostra Internacional de Teatro Universitario de Ourense (Miteu), que organiza Sarabela, fue una de las primeras que sufrió en sus propias carnes la falta de apoyo del gobierno local. La lista de recortes se completa con otras polémicas decisiones , como la retirada de apoyo a eventos del Festival Pórtico del Paraíso; el FITO (Festival Internacional de Teatro) o la cesión permanente de la organización del Festival de Cine de Orense a la Diputación provincial. «Nos salen costes mayores a los que tienen en Broadway», justificó entonces el regidor orensano.
La alternativa de Jácome pasa por un cheque cultural de entre 15 a 20 euros para que los ciudadanos puedan invertirlo en las actividades que quieran. Con esta medida, pretende acabar «con el juego de trileros» de las subvenciones. Otro de los sectores que quedan casi tocados de muerte es el termalismo después de que el propio regidor asegurase que el modelo de termas gratuitas «pasará a la historia», en este caso, las pozas al aire libre, que ya no volverán a abrir tal y y como hasta ahora.
Con numerosos colectivos en contra, el regidor no pierde protagonismo mientras sigue engordando su nómina de asesores , en una tónica que está siendo habitual desde que llegó a la alcaldía. El primer día en el cargo fue multado por la Policía Local por aparcar mal (algo que él niega vehementemente). Desde entonces, ha dejado todo tipo de frases que quedarán marcadas para la polémica. «¿Por qué el concierto de saxo lo tiene que pagar todo el pueblo y el Real Madrid tú?» , es una de las frases que deja preguntado por su política cultural. También están sus críticas hacia los funcionarios: «Si tan buenos sois, ¿por qué no os vais a la NASA?». Con esa publicidad, se aferra a la alcaldía con un discurso populista, respaldado por su televisión privada y sus redes sociales, con el único apoyo de dos ediles de la atípica corporación municipal sin precedentes. Los últimos movimientos sitúan a los no adscritos como tercera fuerza en la ciudad, que cada vez ve más lejana la posibilidad de que PP y PSOE lleguen a un acuerdo de gobierno que permita apartar a Jácome de la alcaldía.
Y es que curiosamente este ayuntamiento gallego suma más ediles como no adscritos que en el grupo de gobierno. El gobierno de Democracia Ourensana suma tres concejales, dos BNG y uno Ciudadanos, que se queda solo con un concejal, José Araújo. Los cuatro ediles críticos de Democracia Ourensana y más recientemente, Laureano Bermejo, exsecretario de Organización de Ciudadanos en Galicia y concejal en Ourense con la formación naranja, anunciaron que pasan a no adscritos tras desavenencias con sus respectivas formaciones.