Alberto Varela - Crónicas Atlánticas
Tercera ola
La hostelería paga el pato pero hemos sido los ciudadanos los que nos hemos reunido
Pues como quien no quiere la cosa las Navidades han quedado atrás y estamos metidos en una tercera ola de contagios de coronavirus que no es ninguna broma .
Las medidas que han entrado en vigor el viernes son duras, sobre todo para sectores como la hostelería que tienen que cerrar a las 18 horas, pero también son necesarias. Nos estamos jugando muertes y el colapso del sistema sanitario . Ante la necesidad de defender la vida de las personas todas las demás consideraciones quedan atrás.
Cosa distinta es que haya que compensar a los sectores económicos afectados por las pérdidas, pero estas semanas que tenemos por delante son clave para doblegar la curva del covid.
Por cierto, la Xunta está pagando puntualmente las ayudas que ha articulado y anuncia más. A muchos les parece poco, pero parece que solo recibe quejas quien desde un primer momento ha articulado apoyo . Que tomen nota los ayuntamientos que aún no lo han hecho y el Gobierno central, que en esta tarea ni está ni se le espera.
¿Y qué me dicen de los impuestos? Mientras la administración autonómica los congela o los baja en Madrid suben. Cierto es que hay que asumir el aumento del gasto social que viene de la mano de la crisis, pero lo que tampoco puede ser es que para proteger a unos se acabe llevando a la miseria a quienes aún pueden ir tirando . Que cierren negocios por falta de actividad es una desgracia, que lo hagan por no poder hacer frente a los impuestos es indignante.
Cuestión aparte es el peliagudo tema de las culpas de esta tercera ola. La hostelería paga el pato pero hemos sido los propios ciudadanos quienes nos hemos reunido sin mascarilla en celebraciones familiares.
Tampoco es cuestión de lapidar a nadie, los humanos somos así: imperfectos y con nuestras contradicciones. Por la mañana con mascarilla para pasear al perro y por la tarde abrazamos al familiar que hace tiempo que no vemos.
La pandemia nos está poniendo a todos a prueba y las Navidades han sido un verdadero test de estrés.